El 4 de octubre de 2014, dos mujeres padecieron una tragedia. El vehículo en el que iban sufrió un accidente. Aunque ellas sobrevivieron, sus padres fallecieron. Fueron momentos de mucho dolor. Nada parecía tener sentido. Sus padres amaban y servían a Dios. ¿Por qué se los llevaría?

Circunstancias así nos pueden encerrar en una neblina de confusión. Aunque no encontraron respuestas a todas sus preguntas, Dios les ha permitido conocer su verdad y florecer en medio de la prueba.

Les compartimos las reflexiones que publicaron en el cuarto aniversario de la muerte de sus padres.

ACONSEJANDO MI CORAZÓN CON LA VERDAD

Por Berenice Montes

Un día como hoy, cuatro años atrás, el Señor llamó a mis padres a su presencia y, hasta ahora, he podido experimentar muchas verdades en mi vida:

  • En medio del dolor y el sufrimiento, su gracia me ha sostenido. No ha sido por mis fuerzas, sino solo por su gracia. Su gracia es suficiente (2 Co. 12:9).
  • En la pérdida de dos personas a quienes más yo amaba en esta tierra, experimenté profundamente el amor de Dios como nunca antes (Ro. 8:35-39).
  • Cuando no encontraba respuestas, Dios me llevaba a su Palabra para recordarme que Él está en control y que El sigue sentado en su trono (Sal. 115:3; Ro. 9:19-21).
  • Cuando la soledad me embargaba, el Señor me rodeó de esa gran familia en Cristo para ministrarme amor y cuidado (1 P. 4:10).
  • Cuando parecía derrumbarse una iglesia, en realidad era el comienzo de un avivamiento en muchas familias.
  • Cuando faltaban las fuerzas, era precisamente en medio de la debilidad que Dios me mostraba su gloria (2 Co. 12:9).
  • Cuando la vida no parecía tener sentido, Él me mostraba que mi mirada era tan corta comparada con todo el plan para lo cual ya me había diseñado (Is. 55:9).
  • Cuando la muerte parecía ser el final de una vida, Dios me recordó que para sus hijos es solo el comienzo de una vida eterna junto a Él (2 Co. 4:18).
  • Cuando la palabra “padre” parecía desaparecer de mi vocabulario, realmente estaba más presente y de una manera más dulce en mis oraciones (1 Jn. 3:1).
  • Cuando parecía que las lágrimas no terminarían nunca, recibía un gozo y una felicidad que solo se encuentra en Él y no en mis circunstancias (Sal. 16:11).
  • Cuando pensaba en lo que había perdido, Él me mostraba todo lo que había ganado. “Todo aquello que nos acerque a Dios es una bendición” (2 Co. 4:17-18).
  • Cuando el temor y la ansiedad querían controlarme, Él me llenaba de una paz sobrenatural que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7).
  • Cuando lo único que veía era un accidente trágico, esta verdad trajo gran descanso a mi alma: para Dios no hay accidentes, sino que Él es soberano y tiene todo planeado desde antes de la fundación del mundo (Ro. 8:28-29).
  • Nada se trata de mí; todo se trata de Él (Col. 1:16-18).

Cada una de estas verdades se han hecho reales en mi vida. Agradezco a Dios por lo que me ha mostrado en este tiempo, por su fidelidad y por su Palabra.

“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Ap. 4:11).

¡La verdad nos hace libres!

 

DIOS ESTÁ EN CONTROL

Por Perla Montes

No sabemos en qué momento podemos enfrentar alguna situación difícil en nuestra vida, alguna prueba, algún conflicto, algo que esta fuera de nuestro control y no lo podemos evitar. Simplemente pasó y no hay marcha atrás.

Hoy a cuatro años que mi Dios llamó a mis padres a su presencia él me ha sustentado y cada día su Palabra me muestra las siguientes verdades que han marcado mi vida.

  1. Yo soy tu gran Diseñador, quien te conoce y sabe lo que necesitas.

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia” (Job 38:4).

  1. Nada se escapa de mi mano.

“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender” (Sal. 139:1-6).

  1. Aún no he terminado mi obra contigo.

“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” (Is. 64:8).

  1. Apunta más allá de lo visible, hacia lo invisible.

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Co. 4:17-18).

He aprendido a vivir por fe y confiar en sus promesas, entender que el propósito de Dios a mi vida es darle la gloria solo a Él y a deleitarme en su Palabra, reconociendo que esta historia no se trata de mi vida, sino es la historia de ese Creador que diseñó mi vida para contar la increíble historia de Cristo.

“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Ro. 11:36).