Si vives en una casa con niños, el mes de diciembre puede ser una avalancha de demandas y deseos expresados de mil maneras.

“Yo quiero un Spiderman para Navidad. Tienes que comprarme un Spiderman, mamá. Si no me compras uno, ya no te voy a querer”.

“¡Nunca me compras lo que quiero! Todos mis amigos tienen un celular, y tú no me dejas. ¡No me amas!”.

“¿Sabes, papi, lo que más me gusta en todo el mundo mundial? ¡Las princesas! Si yo tuviera princesas nuevas, ¡sería feliz para siempre!”.

Las variaciones de esto son innumerables, pero el problema queda claro. La época del año donde deberíamos recordar a Jesús y su llegada a este mundo se torna en una fiesta de egocentrismo para nuestros hijos. ¿Habrá alguna manera de evitarlo? ¿Es posible disfrutar esta época como familia, regocijarnos juntos por la bendición que tenemos de conocer a Jesús, mientras también disfrutamos el dar regalos a nuestros hijos?

EL ENFOQUE CORRECTO

Cuando enseñamos y modelamos un enfoque en Dios y en otros, nuestras familias tendrán más gozo y menos egoísmo en la época de Navidad. Pero ¿cómo lograrlo? Te comparto algunas sugerencias.

  1. Evalúa las motivaciones de tu propio corazón

Cuando papá o mamá son egoístas no modelan un enfoque en Dios y en otros. La Navidad es una excelente oportunidad para priorizar nuestra relación con Dios. Evalúa tu contentamiento en Él y con lo que Él te ha dado. ¿Pasas tiempo pensando en cómo lograr que tu cónyuge te consiga lo que tú quieres? ¿Te molestas con los familiares que esperan demasiado de ti?

Papás descontentos provocarán un hogar descontento.

  1. Evita manipular a tus hijos con regalos

La Navidad se trata de dar. Supuestamente, estamos celebrando el amor que Dios nos mostró al enviar a su Hijo a nacer en un pesebre y a morir por personas que no lo merecían. Cuando utilizamos los regalos del 24 para sobornar y manipular a nuestros hijos, los regalos dejan de reflejar la gracia y el amor de Dios. Se vuelven instrumentos crueles que levantan barreras en nuestra relación con ellos.

Los niños que no se sienten seguros en su relación con sus padres, que no sienten aceptación y amor incondicional, son niños infelices. No habrá gozo en un hogar así.

  1. Estructura la vida diaria para preservar la disciplina

Contrario a lo que nuestra cultura afirma, los niños prosperan emocional y físicamente cuando hay horarios regulares y estructura en el hogar. Mientras más impredecible y cambiante sea su vida, más descontento experimentarán. La época navideña, naturalmente, traerá actividades adicionales a la agenda normal. Pero los padres cuidadosos buscan minimizar su impacto y vigilar el efecto sobre sus hijos. A veces, lo mejor es decir “no”. Incluso, podrá ser lo mejor salir temprano de alguna actividad.

Mantén hábitos familiares como el tiempo de leer, tiempo de comer juntos, o la historia y oración nocturna antes de dormirse. Un hogar indisciplinado y sin estructura puede ser un hogar sin gozo.

  1. Estudia con tus hijos la historia del nacimiento de Jesús

Aunque tu familia tenga el hábito del devocional familiar, es fácil dejarlo durante la época navideña por tanta actividad. ¡Pero no lo hagas! Al contrario, busquen un plan de lectura o un libro especial sobre la historia navideña que puedan leer o estudiar en familia. Este es un medio idóneo para enfocar en Jesús la atención de tu familia. Si varias veces a la semana recuerdan la verdadera razón por la que celebramos la Navidad, el enfoque de toda la familia se reajustará. Una familia que lee su Biblia y ora junta experimentará contentamiento y gozo en la época navideña.

  1. Extiendan ayuda a personas en necesidad

“Mas bienaventurado es dar que recibir”. Esta no es tan solo una bonita frase. Se encuentra en Hechos 20:35, en el contexto de ayudar a los necesitados. Es un testimonio del apóstol Pablo, un hombre que sacrificó muchas veces su comodidad física para ayudar a otros. Siempre trae gozo sacrificar lo que es mío para ayudar a otro más necesitado. Es así de simple. Regala a tus hijos la bendición de sacrificar algo que pudieran haber recibido, y mejor llévenlo a alguien que tiene menos. O invita a una familia de la iglesia a tu casa que quizá jamás podrá regresar la invitación. Estas muestras de amor sacrificial abrirán los ojos de tus hijos a lo que realmente es valioso.

  1. Evangeliza a familiares y vecinos

En Navidad, el excesivo enfoque en lo material hace muy difícil que pensemos en lo espiritual. Pero deberíamos aprovechar estas fechas en que las personas suelen estar receptivas para compartirles el Evangelio. Como familia, hagan una lista de familiares, vecinos, y amigos inconversos que necesitan conocer del amor de Cristo. Hablen con sus hijos sobre la necesidad de la obra espiritual de Dios en el corazón, y oren juntos por esas personas. Planeen en familia cómo pueden abrir las puertas de la comunicación con otros, creando oportunidades para compartir el Evangelio. Los niños muy pequeños pueden ayudar decorando galletas o haciendo dibujos para aquellas personas. En un hogar donde toman prominencia las necesidades y bendiciones espirituales, el egoísmo material pierde fuerza.

  1. Expresa gratitud de manera verbal

La historia de la Navidad debe producir gratitud genuina en nuestros corazones. Esforcémonos por expresar esa gratitud de manera específica y verbal como testimonio delante de nuestros hijos. Un hogar caracterizado por gratitud será un hogar caracterizado por el gozo, independientemente de cuántos regalos se encuentren bajo el pino.

CONCLUSIÓN

En nuestro hogar ¡nos encanta la Navidad! Ponemos música navideña a todo volumen y disfrutamos una pequeña villa y el pino decorado. Pero debo admitir que, muchos años, he permitido que mi egoísmo irrumpa en el gozo de este tiempo del año. A veces, he fallado en modelar y enseñar a mis hijos la verdadera fuente de gozo en la Navidad. ¿Te unes conmigo para planear y orar por una Navidad diferente este año?


Una versión de este artículo fue publicado en Coalición por el Evangelio.