¿Has escuchado esa invitación al altar “para ofrecer tu vida al Señor”? Un pastor pasa entre 10 y 15 minutos retando a la iglesia. Las personas deben responder al “llamado” de servir a Dios “de tiempo completo”. Muchos pasan al frente. De hecho, yo fui uno de los que pasó.

Hoy, soy pastor y me pregunto dónde están los demás que pasaron al frente. Sinceramente, aunque pudiera pensar en algunos, no puedo recordar sus nombres o, incluso, sus rostros. Campamentos, conferencias, actividades de la iglesia… fueron muchos sermones en los que algún pastor nos llamó al altar. Me entristece notar cuán pocos realmente terminan en el pastorado.

Como todo pastor, deseo que más personas se comprometan con Cristo sirviéndole en el pastorado. Veo la gran necesidad que hay en este mundo. La delincuencia, las drogas y la desintegración familiar están acabando con nuestra sociedad y, aun peor, están entrando a las iglesias. Obviamente, deseo que otros se entreguen al Señor entrando al pastorado. Jesús mismo nos dijo que rogásemos al Señor de la mies que envíe obreros a su mies (Mt. 9:38). Y envió a los mismos que oraron (Mt. 10:5). ¿Cuántos creyentes verán esta necesidad sin querer responder?

Sin embargo, al desear más ministros, podríamos caer en un error. Muchos pastores hemos frenado el compromiso de nuestras congregaciones. ¿Cómo? Diciéndoles que el pastorado es un “llamado de tiempo completo”. Es decir, ¿cuánto tiempo pide Dios a los cristianos “ordinarios”? ¿Medio tiempo? ¿La preparación de una clase de escuela dominical? ¿Una hora de ensayo antes del culto? ¿15 minutos al día? Claro que Dios nos ha llamado de tiempo completo a los pastores. Pero eso no es solamente porque seamos pastores, sino porque ¡somos cristianos! Dios ha llamado de tiempo completo a todos los cristianos.

Si no entendemos la vida cristiana de esta manera, tal vez no hemos entendido la salvación. El apóstol Pablo nos explica que, cuando somos salvos, somos llamados a ser de Jesucristo (Ro. 1:6). Ser cristiano significa ser propiedad de Jesús. Por eso, andamos en vida nueva (Ro. 6:4). La salvación nos debe llevar a la santificación porque somos llamados a ser santos (Ro. 1:7). La salvación y la santidad van de la mano. No son dos “niveles de espiritualidad”, ni describen dos “clases de cristianos”. Una persona salva buscará ser una persona santa.

¿Qué tiene que ver esto con ser llamado de tiempo completo? El llamado a la santidad es nuestro llamado de tiempo completo. Somos deudores al Espíritu que nos salvó (Ro. 8). Esto exige una vida nueva. Requiere que, todo el tiempo y en todo lugar, nuestra vida proclame quién es Jesús. Esto mismo nos dice el apóstol Pedro, señalando dos aspectos importantes (1 P. 4:1-5). Primero, los cristianos no podemos vivir como los demás, quienes hacen su voluntad en lugar de la voluntad de Dios. Segundo, Dios nos juzgará a todos. No solo a los pastores o misioneros, sino a todos los creyentes.

¿Quiere decir que todos debemos ser pastores o misioneros? No. Pablo fue llamado a ser apóstol (Ro. 1:1). Sin embargo, eso fue posterior a ser llamado a ser de Jesucristo y su llamado a ser santo. Si Dios te pide ser pastor y lo anhelas (1 Ti. 3:1), prepárate para servir de esa manera. Pero no pienses que, si eres ingeniero, albañil, estudiante o ama de casa, no tienes que dar tu tiempo completo al Señor. Recuerda: tú eres un cristiano de tiempo completo.