Hace poco asistí a una despedida de soltera en la que le “ayudamos” a la novia a aprender ciertas cosas que necesitaría saber como recién casada. En forma de juego, o sketch, entre muchas risas destacamos que ella tendría que aprender a cocinar, limpiar, lavar ropa, planchar, y hacer la lista de mandado sin que se le pase nada. Noté que normalmente cuando pensamos en una novia que se está preparando para casarse, hay muchas cosas que necesita aprender, pero “amar a su futuro esposo” no está entre ellas. ¿Por qué no? Pues, si ella no lo amara, ¡no se estaría casando con el! ¿No? Mira sus ojos; ¡parecen estrellas! Mira su rostro; ¡brilla de felicidad! Todas las emociones que experimenta una novia comprueban que ella sí ama a su novio, ¿verdad?

A mi esposo y a mí nos ha sucedido que, al querer ayudar a alguna pareja, nos hemos dado cuenta de que lo que una pareja cree que es “estar enamorados” o “amarse” realmente es estar enamorados con la idea de casarse o de tener a alguien especial.

Tito 2:3-5 indica que las ancianas, o hermanas mayores en la fe, deben enseñar a las más jóvenes (entre otras cosas) a “amar a sus maridos”. Creo que, al dar esta indicación, Dios también reconoce que el “estar enamorada” no significa que “ames” a tu esposo automáticamente. “Estar enamorada” se enfoca en los sentimientos de la persona que experimenta la sensación. “Amar” implica totalmente otra cosa. ¿Qué significa realmente que tú ames a tu esposo? ¿Qué estorbos hay para que lo hagas de la forma correcta y genuina?

Estorbos principales para el amor VERDADERO

La mayoría de las parejas no lo hacen conscientemente, pero la realidad es que “aman” de manera muy egocéntrica. A lo largo de mis 21 años de casada, Dios me ha enseñado que el estorbo principal para amar de verdad a mi esposo SOY YO. Todos somos egoístas y lo más natural es centrarnos en nosotros mismos y en nuestros sentimientos. Cada mañana cuando me levanto, mi modo automático es “modo yo”. Creo con todo mi corazón que soy salva y que el Espíritu Santo mora en mí. Pero, aun así, tengo este problema. “Estar enamorada” de mi esposo cuando me casé con él no me quitó mi egocentrismo. Este egocentrismo me lleva a querer hacer que mi esposo sea como yo quiero que sea, en lugar de agradecer y disfrutar las cualidades que Dios le ha dado.

Otro estorbo muy grande al amor verdadero es una falta de entendimiento de la naturaleza del amor bíblico. Esperamos sentimientos bonitos, y nos asustamos cuando no están presentes. Pero, el amor en sí no es amor a menos que sea sacrificial. Esto es parte del significado inherente del amor. No existe un amor verdadero si solamente recibo beneficio personal de la relación. Para que sea amor genuino, tiene que haber momentos y asuntos que requieran que yo me sacrifique por la otra persona. Esto quiere decir que no siempre se va a sentir como algo agradable, no siempre habrá “maripositas”. A veces habrá lágrimas. A veces habrá trabajo, esfuerzo, y sacrificio. Es morir a mí misma para buscar el supremo bien de mi pareja.

Características principales del amor VERDADERO

Todos los pasajes bíblicos que enseñan sobre el amor, incluyendo el famoso 1 Corintios 13, son aplicables a la esposa, y deben ser objeto de su estudio personal. Pero ahora solo quiero destacar dos áreas muy específicas que son parte esencial del amor verdadero de una esposa hacia su esposo.

Cumple tu rol bíblico al someterte y respetar a tu esposo (Ef. 5:22 y 33). Una esposa cristiana no puede decir que ama a Dios y a su esposo, y estar en desobediencia a la indicación clara de la Palabra de Dios. Una de las mejores maneras en que yo puedo mostrarle a mi esposo que lo amo a él y confío en Dios es colocarme voluntariamente debajo de su autoridad en el hogar, mostrándole respeto por la posición que Dios le ha dado.

Facilita a tu esposo el cumplimiento de su rol (Ef. 5:25-28). Dios manda a tu esposo que te ame y promueva tu santificación espiritual. ¿Crees que esto es fácil para él? Es una tarea muy difícil, que nuestro orgullo y egocentrismo como esposas hace mucho más complicada. Si tu esposo te confronta por tu pecado, está cumpliendo su rol bíblico (aun y cuando no lo hace en la mejor forma). Acepta que Dios quiere que tu esposo sea uno de los principales instrumentos de santificación en tu vida. Así indicarás que amas a Dios y a tu esposo.

CONCLUSIÓN

Si te vas a casar o estás casada y todavía te sientes enamorada, ¡disfrútalo! Si ya perdiste ese sentimiento, ¡no pierdas la esperanza! Reconoce que tu “yo” siempre va a querer estorbarte y que tu corazón siempre malentenderá lo que es el amor verdadero, a menos que busques amar diariamente como Dios ha dicho. Busca imitar el amor de Cristo y ejercer un amor sacrificial al facilitar el cumplimiento de los roles bíblicos en tu matrimonio. Cristo nos amó cuando estábamos perdidos y sucios, sin nada atractivo en nosotros. Se sacrificó por nuestro pecado en la cruz. ¡Podemos tener relaciones matrimoniales que reflejen ese gran amor!