México presenta la tasa más alta de adolescentes embarazadas en los países que conforman la OCDE.[1] Las cifras indican que 77 de cada 1000 nacimientos son efectuados por madres cuya edad está entre los 15 y 19 años.[2] En todos los países, jóvenes tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio y conciben en la adolescencia, pero México tiene un factor adicional que contribuye a este problema: los denominados “usos y costumbres”. Es decir, son comunes los matrimonios infantiles, resultado de una tradición de cambiar a las hijas por dinero, vacas o trabajo en casa, dando pie la violencia sexual y a la marginación de las niñas.[3]

Es sorprendente que, en un mundo con tantos avances, todavía se escuchen historias como estas, niñas vendidas o intercambiadas por bienes. La pregunta es: ¿Qué está haciendo la iglesia para ayudar a este grupo vulnerable? Algunos, de inmediato, pensarán: “Pero, esa no es nuestra responsabilidad”. Pensemos un momento. ¿Menciona la Biblia que nuestra iglesia deba hacer algo por ellas? Explícitamente, no. Es decir, no encontraremos un versículo en la Biblia que diga “Su iglesia debe ayudar a las adolescentes embarazadas”. Sin embargo, Dios sí nos da un mandamiento que viene al caso: “ama a tu prójimo” (Mt. 22:39).

¿Estas niñas son nuestro prójimo? Quisiera profundizar un poco en el pasaje que nos da la respuesta.

En Lucas 10:25-37, vemos la siguiente conversación entre Jesús y un intérprete de la ley:

Intérprete: ¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”.

Jesús:¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?”.

Intérprete: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”.

Jesús:Bien has respondido; haz esto, y vivirás”.

Intérprete: “¿Y quién es mi prójimo?”.

Pero la Biblia nos da un detalle interesante. Junto con la pregunta “¿y quién es mi prójimo?” nos dice que el intérprete quería “justificarse a sí mismo” (Lc. 10:29). De cierta manera, el intérprete está diciendo: “No creo que esa sea mi responsabilidad”. ¿No nos parecemos un poco a este intérprete de la ley? La verdad, dudamos que estas adolescentes sean nuestro prójimo.

Sin embargo, el Señor Jesús va más allá a través de una historia:

Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.  Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese” (Lc. 10:30-35).

En la historia, una persona ha caído en manos de personas despiadadas, se encuentra desprotegida y está siendo maltratada. Dos personas observan su necesidad, la observan luchando por su vida, y solamente pasan por allí y la olvidan. ¿Te suena familiar? Te ayudo: anualmente, 70 mil adolescentes a lo largo del mundo mueren al momento de dar a luz.[4] Además, para aquellas que quedan con vida, el 74.9% tiene rezagos educativos, lo que las expone a una gran “vulnerabilidad económica y escasas posibilidades de desarrollo”.[5]

El samaritano fue el único que le prestó atención a este hombre desprotegido. Así que, señalaremos las acciones del samaritano que el Señor Jesús resaltó:

  • Al verlo herido y desprotegido, tuvo misericordia de él (Lc. 10:33).
  • Se involucró al vendar sus heridas (Lc. 10:34).
  • Sacrificó sus bienes personales —el aceite y vino, que eran elementos esenciales durante los viajes— (Lc. 10:34).
  • Le dio seguimiento a su cuidado, llevándolo a un mesón (Lc. 10:34).
  • Sacrificó su dinero —dos denarios equivalían al salario de dos días de trabajo— (Lc. 10:35).
  • No lo abandonó. Estuvo con él hasta el final. Regresaría por él (Lc. 10:35).

Imagino a nuestro Señor haciendo la última pregunta con tanto amor y poder:

¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” (Lc. 10:36).

Por último, el intérprete de la ley responde la pregunta:

 “El que usó de misericordia con él” (Lc. 10:37).

Es muy probable que podamos reconocer, al igual que al intérprete de la ley, quién es nuestro prójimo. Las implicaciones de ser un buen prójimo nos llevan a reflexionar sobre aquellos necesitados y desprotegidos. Estas niñas embarazadas, muchas de las cuales sufren abuso sexual, viviendo sin la más mínima idea del amor de Dios debido a sus circunstancias, son nuestro prójimo. No conocen ni sienten el amor de Dios.

Pero Cristo quiere ver la enseñanza en acción:

“Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo” (Lc. 10:38).

¿Estamos haciendo algo por este problema social? ¿Es nuestro corazón movido a misericordia? Como iglesia, ¿estamos dispuestos a involucrarnos, sacrificar nuestros recursos, dar un seguimiento y no abandonar a estas niñas? ¿O queremos justificarnos a nosotros mismos, preguntando “¿y quién es mi prójimo?” y afirmando que esa no es nuestra responsabilidad?


[1] La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos está conformada por 35 países: Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Chile, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Corea, Luxemburgo, Letonia, México, Países Bajos, Nueva Zelandia, Noruega, Polonia, Portugal, República Eslovaca, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos

[2] “Pese a reducción de embarazos adolescentes, México ocupa el primer lugar en OCDE”. Excelsior.com.mx. http://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/11/21/1202660. Consultado el 30 de mayo de 2018.

[3]  “Justifican venta de su hija en $65 mil, por usos y costumbres”. Proceso.com.mx. https://www.proceso.com.mx/355378/justifican-venta-de-su-hija-en-65-mil-por-usos-y-costumbres. Consultado el 30 de mayo de 2018.

Íñigo Arredondo, “Chiapas: aún se ‘venden’ mujeres”. El Universal.com.mx. http://www.eluniversal.com.mx/periodismo-de-investigacion/chiapas-aun-se-venden-mujeres. Consultado el 30 de mayo de 2018.

[4] “Mueren 70 mil adolescentes al año por complicaciones en embarazo”. Animal Político.com. https://www.animalpolitico.com/2013/11/mueren-70-mil-adolescentes-al-ano-por-complicaciones-durante-el-embarazo/. Consultado el 30 de mayo de 2018.

[5] Aremis Villalobos Hernández, Lourdes Campero, Leticia Suárez López, Erika E. Atienzo, Fátima Estrada, Elvia De la Vara Salazar. “Embarazo adolescente y rezago educativo: análisis de una encuesta nacional en México”. Scielo.org.mx. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342015000200008. Consultado el 31 de mayo de 2018.

“Embarazo adolescente, entre deserción escolar, desempleo y abandono”. El Universal.com.mx. http://www.eluniversal.com.mx/articulo/ciencia-y-salud/salud/2016/11/15/embarazo-adolescente-entre-desercion-escolar-desempleo-y. Consultado el 30 de mayo de 2018.


Marisol Rojo es originaria de Nayarit. Está casada con Daniel López, anciano de la Iglesia Bautista La Gracia en Juárez, N.L., México, y tienen una hija, Zara. Es graduada de la Universidad Cristiana de las Américas, donde ahora colabora en el ministerio de educación. Le encanta enseñar materias seculares, mostrando cómo la Palabra de Dios es superior a cualquier filosofía humana.