Dejémoslo claro: los apóstoles recibieron la mejor educación bíblica y teológica posible. Estuvieron tres años aprendiendo a los pies del Maestro de maestros, el Rabino de rabinos, nuestro Señor Jesucristo.

No nos sorprende, entonces, que estos hombres comunes y corrientes hayan transformado el mundo con su mensaje.

Pero, ¿qué de nosotros? ¿Será que también necesitamos instrucción bíblica concentrada, si hemos recibido el llamado de enseñar la Palabra de Dios? La respuesta es: sí.

Claro, la historia de la Iglesia demuestra que la educación teológica formal no es indispensable para el ministro. Dios puede usar a un Carlos Spurgeon, quien no recibió educación teológica formal (aunque instituyó un colegio de pastores y tenía una de las bibliotecas personales más grandes de Inglaterra, con 12,000 tomos).

También, damos gracias a Dios por iglesias que se esfuerzan en entrenar a sus jóvenes bíblicamente para poder ministrar al pueblo de Dios.

La mayoría de las iglesias no tienen el personal suficiente para entrenar a un joven en griego y hebreo, hermenéutica, homilética, teología bíblica y sistemática. Para eso será necesario un instituto, universidad, o seminario bíblico.

Pero la realidad es que la mayoría de las iglesias no tienen el personal suficiente para entrenar a un joven en griego y hebreo, hermenéutica, homilética, teología bíblica y sistemática. Para eso será necesario un instituto, universidad, o seminario bíblico.

Por ello, la educación teológica es indispensable para el ministro del día de hoy. Quisiera mencionar algunas razones por qué es necesario estudiar teología de manera concentrada.

Por la dificultad de la labor

La Biblia está escrita para que la entendamos. Creemos y abrazamos la doctrina de la claridad de las Escrituras. Sin embargo, no podemos negar que hay dificultad en interpretar correctamente las Escrituras. El mismo apóstol Pedro escribió de las epístolas de Pablo:

“Entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 P. 3:16).

El llamado del ministro es a entender y escudriñar las Escrituras. Como dijo Pablo:

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15, énfasis agregado).

La frase “usa bien”, que viene del griego orthotomeo, tiene que ver con “abrirse paso rectamente a través de un país (que tiene árboles o es difícil de atravesar), para que el viajero pueda llegar directamente a su destino” (léxico BDAG). Es muy fácil desviarse a derecha o izquierda, pero aquel que enseña la Biblia debe hacerlo en completa rectitud.

Si bien tenemos excelentes traducciones de la Biblia al español (¡gloria a Dios por ello!), de ser posible el ministro debe adquirir un entendimiento del griego y hebreo, ya que Dios se reveló en esos idiomas a los escritores de las Santas Escrituras.

Esto, por supuesto, no es sencillo. Requiere tiempo. Hacer exégesis requiere tiempo. Construir un buen bosquejo requiere tiempo. Aprender las reglas de retórica para comunicar efectivamente un mensaje requiere tiempo, práctica, y un buen maestro.

La labor es desafiante. Estudiar teología de manera concentrada ayudará al futuro ministro en esta gran y preciosa labor.

Porque el tiempo apremia

Cuando salí a estudiar al seminario por cinco años, más de una persona me dijo: “¿Para qué estudiar teología? ¡Estás perdiendo el tiempo! Mejor comienza a ministrar ya, y aprenderás en el proceso”. Parece contraproducente eso de prepararse para ministrar.

Pero no lo es, en realidad.

¿Puedes imaginar a un joven que quiere ser médico, y que reciba ese mismo consejo? “¿Para qué estudiar medicina? ¡Estás perdiendo el tiempo! Mejor comienza a practicarla ya, y aprenderás en el proceso”.

El principio de prepararse lo vemos en las Escrituras. Cristo se encargó de preparar a sus apóstoles y discípulos por tres años antes de mandarlos al mundo. Pablo pasó tres años en Arabia, muy probablemente preparándose, antes de subir a Jerusalén (Gá. 1:17-18). Inclusive Apolos tuvo que ser tomado aparte para recibir instrucción (Hch. 18:26).

La Biblia dice: “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:16). ¿Qué mejor manera de aprovechar el tiempo que estudiando formalmente la Biblia? Es por eso que es indispensable encontrar un lugar avalado por la iglesia local que enseñe la inerrancia de las Escrituras, poniendo la Biblia misma por encima de todo, y dejando que ella sea el estándar de toda práctica y doctrina.

Porque el error abunda

El mundo siempre ha estado infestado de error. Los mismos apóstoles tuvieron que luchar en contra de las herejías que se infiltraban en las iglesias del primer siglo. En esta época, el error comenzó a brotar por todos lados, y pronto la iglesia se llenó de idolatría y otros errores que la desviaron prácticamente por completo.

“Nada hay nuevo debajo del sol”, nos dice el predicador (Ec. 1:9). Hoy en día vemos los mismos errores, pero con nuevas presentaciones. Los “nuevos” tipos de cristianismo no son más que antiguas herejías.

La diferencia es que, por causa de los medios de comunicación, el error está cada vez más al alcance de todos. Los cultos y sectas intentan seducir a la iglesia con sus extrañas interpretaciones. Los neoateos, aunque son pocos, han encontrado en las redes sociales un altoparlante. Cada vez más encontramos que nuestros países hispanos se inundan de ideas pseudoespirituales.

Así que el ministro de hoy debe estar bien capacitado. Debe entrenarse para “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 P. 3:15).

Estudiar teología en una institución académica que pone a la Biblia en primer lugar ayudará al pastor-maestro a entender y refutar los errores que abundan en nuestra sociedad y se infiltran en las iglesias.

Habrá muchas más razones, pero éstas serán suficientes por ahora. Si tú, querido hermano, has recibido el llamado de Dios, confirmado por la iglesia, de ministrar la Palabra, quisiera urgirte a considerar el apartar un buen tiempo para equiparte y entrenarte teológicamente. No te arrepentirás.


Si te interesa saber más sobre estudiar teología, te invitamos a considerar estas opciones:

Licenciatura en Teología | Cursos a distancia | Instituto Bíblico


Publicado originalmente en www.coalicionporelevangelio.org.