Recuerdo bien los días cuando mis hijos eran pequeños. Tenía el privilegio de pastorear un iglesia que habíamos comenzado en Heidelberg, Alemania. Ministrábamos a la comunidad de habla inglesa, incluyendo a algunos buenos amigos alemanes que quería mejorar su inglés. Los domingos por la mañana era ajetreados.

Cindy y yo trabajábamos en equipo. Cada uno se encargaba de uno o dos niños, asegurándose de que estaban alimentados, vestidos y listos para ir a la iglesia. Muchas veces las cosas no salían como esperábamos. Y, luego, justo cuando íbamos llegando a la iglesia, uno de los niños tendría un problema serio con su pañal y toda su ropa quedaría sucia. ¡Pero mi esposa siempre estaba preparada! Metía la mano a la pañalera y sacaba otro conjunto para el pequeño, y así llegábamos a la iglesia.

Cindy no diría que era una supermamá, pero el punto es que estaba preparada. Había dispuesto algunas cosas de antemano para prevenir lo posible o lo inevitable. ¿Por qué? Porque lo que sucedía el domingo entre los seguidores de Jesús era muy importante y buscaba superar cualquier obstáculo posible para disfrutar de aquello que era más importante.

Para un discípulo de Jesús, los domingos son muy importantes. ¡Esa es una de las razones por las llamamos al domingo “el día del Señor”! 

¿Cómo podemos prepararnos para el domingo? Bueno, en realidad, ¡el domingo por la mañana es una decisión del sábado por la noche!

1. Toma tiempo el sábado para detenerte y orar por el domingo

Ora por tu pastor. Ora por maestro de escuela dominical. Están preparándose para ser de beneficio a ti y a tu alma, entonces pasa tiempo preparando tu corazón para ellos. Ora por la familia de Dios. Anhela verlos y quizás conocer a algún visitante. Ora por los que cuidan a los bebés y los que dan las clases de los niños, que no se distraigan y que puedan amar y ayudar a tus hijos, dirigiendo sus corazones a Jesús. Ora que el corazón de las personas sea sensible a la grandeza y la gloria de Dios. Ora que tu propio corazón sea receptivo a la Palabra de Dios.

2. Toma tiempo el sábado para confesar tu pecado

Has luchado con el pecado toda la semana. Hubo momentos de grata victoria y también momentos de triste incredulidad. Afirma tu fe en la obra de Cristo a tu favor y dile a Dios que te vuelves de tu propia gloria y frialdad hacia Dios y a los demás. Confiesa tus fracasos en amar a tu familia y tus luchas en discipular a tus hijos. Reconoce tu pecado sabiendo que, por la obra completada de Cristo en tu favor, Él te perdona con libertad y te limpia de toda injusticia.

3. Toma tiempo el sábado por la noche para prepararte

No, ¡no te digo que te pongas el maquillaje desde el sábado! Simplemente te animo a que prepares la ropa de los niños de antemano, que planches la ropa (¿alguien todavía plancha?). Prepara lo que necesites para el desayuno. Haz todo lo posible para que el domingo por la mañana sea un tiempo de calma. Ah, y no te olvides de poner un conjunto de más en la pañalera para el bebé (tú sabes, ¡por si acaso!).

4. El domingo por la mañana toma tiempo para preparar tu corazón

Poner música que glorifique a Dios te ayudará a dirigir tu corazón a Él. Te animo a escuchar algo donde la Palabra de verdad sea clara y cantada de forma que tu corazón vibre con esa verdad. Toma tu Biblia y léela. Trabajen en equipo cuando están alistando a los niños y salgan de la casa cinco minutos antes de lo normal (tú sabes, ¡por si acaso!).

5. Deja a un lado tu teléfono

Sí, olvídate de él los domingos por la mañana. ¿Realmente no puede haber un solo momento donde no lo estás viendo? No lo mires hasta por la tarde. Tómate un “sabático” de las redes sociales. Elimina cualquier distracción en tu corazón y reserva tus pensamientos solo para Cristo.

6. Llega con grandes expectativas

Espera encontrarte con personas que tienen necesidades. Estás ahí para servir y no para ser servido. Busca a alguien a quien se le vea en los ojos que la semana lo destrozó y sé una fuente de gracia, sanidad y ayuda para él. Espera cantar de Cristo y su obra en la cruz ¡por ti! Espera participar. La adoración es una actividad de participación. Espera oír de Dios a través de la predicación. La Palabra hablada es la revelación de la Palabra Viva (Jesús) con vistas a transformar tu corazón a la imagen de Cristo. Anhela a Cristo y su gracia para tu alma. Desea y escucha las dulces palabras del Evangelio. Deja que tu corazón se refrescado y renovado otra vez por la esperanza que solo Jesús puede dar. Valora esa esperanza en tu corazón y habla de Él a los que están a tu alrededor después del servicio. Nuestra unidad y nuestro compañerismo fluyen de Cristo y su glorioso Evangelio. Llega temprano y sé el último en irte porque allí tendrás la mejor vista del cielo que puedes ver desde este lado de la ribera.

Prepárate para el domingo. ¡Es muy importante! ¡No te lo pierdas!


Eric Sipe es pastor de Calvary Bible Church en Columbus, Ohio. Dios le ha permitido servir en el ministerio por 30 años, plantando dos iglesias, una en Alemania. Disfruta pastorear al pueblo de Dios y aprender a caminar con Cristo cada día. Escribe con el deseo de que los demás puedan amar al Señor y servirle solo a Él todos sus días. Lleva más de 30 años casado con Cindy Lin Hamilton Sipe y tiene tres hijos: Carissa, Quientin y Hunter.


Publicado originalmente en www.graceisflowing.com. Este artículo ha sido traducido y usado con permiso.