La Trinidad es una doctrina fundamental de la fe cristiana. Un cristiano que no cree en la Trinidad es una contradicción de términos. Me sorprende que, cada vez más, escucho de “iglesias” o “cristianos” que consideran esta doctrina como secundaria, o en el peor de los casos, la niegan por completo.

Aún más, es triste que muchos creyentes no puedan dar una defensa coherente de esta enseñanza, tanto así que hace poco me tocó hablar con una persona que, al intentar explicar la Trinidad, explicó en realidad el modalismo, una antigua herejía.

Veamos brevemente tres cosas importantes que todo cristiano debe saber de esta doctrina.

1. La Trinidad es una doctrina bíblica

Desde el libro de Génesis, capítulo uno, ya vemos esta doctrina. El primer versículo menciona a Dios. El segundo, al Espíritu. Y en el tercero, se menciona la palabra “dijo”, que es en hebreo ’amar y en griego lego (o logos en sustantivo [en la Septuaginta]). Podemos argumentar que Jesucristo —quien es el logos, la Palabra de Dios mediante la cual el universo fue creado— está presente en ese versículo tres.

Otro pasaje es Génesis 1:26, donde Dios dice “hagamos” en plural. El reconocido teólogo Tom Schreiner dice de Génesis 1:1-3 y 26: “Un punto de vista canónico apoya una lectura trinitaria, la cual se sugiere por las palabras mismas del texto y confirmadas por el canon entero”.[1] ¡Hay muchísimos otros pasajes que apuntan a un Dios trino! Aunque la lista no es completa, algunos de estos son: Salmo 110:1; Isaías 63:10; Isaías 42:1; Isaías 48:16; Isaías 61:1; Mateo 3:16-17; y 1 Corintios 12:4-6.

2. La palabra “Trinidad” no aparece en la Biblia

El primer uso de esta palabra se remonta probablemente a Tertuliano, un pastor que vivió 200 años después de Cristo.[2] Tertuliano usó esta palabra para combatir a aquellos que enseñaban que Jesucristo y el Espíritu Santo no eran Dios.

Una persona me dijo una vez: “Yo no uso la palabra ‘Trinidad’ porque no viene de la Biblia, aunque sí creo en ella”. Entonces le pedí que me explicara lo que creía, y no solamente no lo pudo hacer, sino que me dijo algo muy parecido a una herejía.

Hay muchas palabras que usamos en la teología que no están directamente en la Biblia, y lo hacemos porque, bajo la gracia común de Dios, tenemos la libertad para usar el lenguaje para su gloria. Por ejemplo, algunas palabras importantes que usamos los cristianos y que representan conceptos bíblicos —pero que la palabra en sí no se encuentra en la Biblia— son: consustancial, unión hipostática, canon, Biblia (el uso moderno no es igual al uso bíblico del griego), inerrancia, entre otras. Sin embargo, cada una de estas palabras representan conceptos y principios bíblicos que son fundamentales en nuestra fe.

3. La Trinidad no son tres dioses

Una de las críticas más comunes a la doctrina bíblica de la Trinidad es que enseña que hay tres dioses. Esto es falso. La Biblia enseña claramente que hay un solo Dios (Dt. 6:4), y también enseña claramente que el Padre es Dios (Ef. 4:6; Filip. 4:20; Stg. 3:9; etc.), el Hijo es Dios (Jn. 1:1-4; Jn. 20:28; He. 1:3, He. 1:8), y que el Espíritu es Dios (Jn. 3:5-7; Hch. 5:3-4; Sal. 139 7-8). Por tanto, el Padre, el Hijo, y el Espíritu, son Dios. Estos son otros pasajes donde se muestra a las tres personas de la Trinidad como iguales: 1 Co. 12:4-6; 2 Co. 13:14; Ef 4:4-6; 1 P. 1:2; Jud. 20-21.

Así que, la Biblia enseña lo siguiente: “un Dios en tres Personas”.

Las tres personas de la Trinidad son consustanciales. Eso quiere decir: “de la misma naturaleza; que tiene la misma sustancia o esencia”. Sin embargo, no son la misma Persona. El Padre no murió en la cruz, sino el Hijo (confundir las Personas de la Trinidad  es caer en el error, como las herejías del patripasianismo, o monarquismo modalista, etc.).

Entonces… ¿es la Trinidad una contradicción? A primera instancia, pareciera que sí. Pareciera que Dios es y no es algo al mismo tiempo y en la misma relación. Sin embargo, el pastor, teólogo, y filósofo R.C. Sproul explica muy al punto:

“Dios es uno en A (esencia) y tres en B (personas). Según este principio, vemos que la Trinidad no infringe la lógica. La ortodoxia afirma que Dios, con relación a una cosa, está unificado, pero con respecto a otra cosa, tiene diversidad o pluralidad. Eso no es una contradicción. (…) ¿Misterio? Sí. ¿Contradicción? No. Debemos ser cuidadosos en observar la diferencia”.[3]

¡Qué grande es nuestro Dios! En su totalidad, es incomprensible. Pero, ¡gracias sean dadas a Él porque se ha revelado claramente en las Escrituras! La Trinidad es una doctrina que nosotros los cristianos debemos celebrar por su belleza, porque nos apunta a un Dios más grande que nuestra cabeza. Escuché a alguien decir: “No quiero un Dios que domine con mi mente, sino un Dios que domine mi mente”. Que así sea.


[1] TGC.org

[2] Pocket Dictionary of Theological Terms, s.v. “T”, 112.

[3] R.C. Sproul, Cómo defender su fe (Editorial Portavoz), p. 42, 48.


Publicado originalmente en www.coalicionporelevangelio.org.