1. Dale todo lo que quiere

Si te lo pide, dáselo. En especial, si tu primera respuesta era un “no”, si te lo sigue pidiendo, dáselo. Es importante que tenga todo lo que desee. Para eso trabajas, ¿verdad? Para darle todo lo que tú no tuviste… De esta manera, pensará que todos existen para darle las cosas que él quiere.

2. CÁLMALO con dulces y juguetes

Cuando está llorando, la manera más fácil de hacerlo parar es darle algo para distraerlo. Si se porta mal en una tienda, cómprale algo para que esté tranquilo. Así aprenderá que la manera más fácil de sentirse mejor —cuando algo no le está saliendo como él quiere— es conseguir algo nuevo. Nunca lo dejes sufrir. De esta manera, garantizarás que nunca madure.

3. No lo hagas esperar

No solo le des todo lo que quiere, dáselo cuando lo quiere. Si no tienes el dinero, cómpralo a crédito. Entre más fuertes sean sus gritos, cómpraselo más rápido. Si tú haces esto, te asegurarás de que no aprenda a ser paciente.

4. Permítele ser desobediente

Si le pides hacer algo y no lo hace, díselo otra vez… y otra vez… y otra vez… y otra vez. Si sigue desobedeciéndote, no hagas nada. Lo mismo en el caso contrario. Si le dices que no debe hacer algo y sí lo hace, no hagas nada. No lo obligues a desistir. No lo castigues. Excepción: si ya estás harto y enojado, castígalo. Como no lo haces con constancia y tu hijo nunca sabe cuándo vas a castigarlo, lo provocarás a ira y evitarás que quiera someterse a una autoridad tan inconstante como tú.

5. No cumplas con tu palabra

Dile cuáles serán las consecuencias si desobedece, pero, cuando desobedezca, no cumplas tu palabra. Dile que lo vas a disciplinar si no obedece, pero, cuando no obedezca, no lo disciplines (a menos que estés enojado, si estás enojado, pégale). Así, tu hijo aprenderá que las acciones no tienen consecuencias. Dile que, si se porta bien, lo llevarás al parque, pero luego olvídate de esta promesa, o no vayas porque no tienes tiempo. Aprenderá que lo que tú dices no significa nada.

6. Defiende a tu hijo, pase lo que pase

Si la maestra dice que tu hijo se portó mal, asegúrale de que entienda que no fue culpa de tu hijo. Si se mete en problemas, es la culpa de sus amigos. Si reprueba una materia, es porque el maestro no sabe enseñar. Así, tu hijo sabrá que nada es su culpa. Nunca aprenderá a hacerse responsable por sus acciones.

7. Haz todo por tu hijo

Si no hace lo que le pediste hacer, hazlo por él. A lo mejor es demasiado pequeño y no entendió. Pero, aun si es grande, sigue recogiendo su cuarto, lavando su ropa, haciendo su comida, tendiendo su cama, planchando su ropa, cuidando a sus mascotas, haciendo su tarea, etc. Así aprenderá que es un rey que merece que todos le sirvan.

8. No pases tiempo con tu hijo

Trabaja cuanto más puedas. Y, cuando te veas obligado a estar en el mismo lugar que tu hijo, líbrate de él dándole un dispositivo electrónico (para que se entretenga mientras tú haces lo que quieres). Así aprenderá que no es importante en tu vida, y buscará otras personas que sí lo amen.

Finalmente, y más importante…

9. Sé hipócrita

Dile que Dios es lo más importante en la vida, pero no leas tu Biblia y no ores. Ve a la iglesia, pero no pongas en práctica lo que aprendes. Si estás cansado o hace frío, no vayas. Pórtate como buen cristiano en la iglesia o cuando estás con tus amigos cristianos, pero sé otra persona en casa. Lo más probable es que tu hijo se alejará de Dios en rebelión. O peor, se convertirá en un hipócrita como tú.

¿No quieres criar un hijo rebelde?

Ora por tus hijos. Pide sabiduría de Dios. Pide perdón a Dios y a tus hijos cuando fallas. Y busca al Señor con todo tu corazón.

Aquí hay algunos versículos que pueden guiarte en la crianza de tus hijos:

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Ef. 6:4).

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” (Col. 3:21).

“Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él” (Pr. 20:7).

“La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” (Pr. 29:15).

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Pr. 13:24).

“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma” (Pr. 29:17).

“No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol” (Pr. 23:13-14)

“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita” (Sal. 112:1-2).

“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 6:1).


Wendy Latham creció cerca de Chicago, IL. Se casó con Jonathan en el 1995, y ambos tienen una hija que nació en el 2005. Han sido misioneros en África, España y México, llegando a Monterrey en el 2008. Trabaja como ama de casa y sirve en diversos ministerios de mujeres, además de apoyar con la música en su iglesia.