Recuerdo muy bien una mañana donde empecé un magnífico día con mi lista de planes. Tuve un lindo desayuno fuera de casa con mi esposo y mi hijo de tres años. De regreso a casa, pasaría al doctor para que examinara una pequeña molestia que tenía en el cuello. De la nada, estaba ahí, escuchando al médico explicándome sobre una enfermedad extraña que hay en mi cuerpo, y cómo todos los procesos médicos que debía tomar a lo largo de unos meses o años afectarían todos mis planes y estilo de vida.

En momentos así, llenos de incertidumbre sobre el futuro, necesitamos recordar que “mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre” (Sal. 118:8) y“alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia” (Sal. 118:29). Tenemos que confiar en el diseño perfecto de Dios para nuestra vida. Se escucha fácil pero, siendo sincera, en esos momentos de dificultad solo piensas en huir de los planes que Dios te está mostrando. Enfocándonos en el dolor, no vemos las grandes bendiciones que Dios tiene para esos días o años difíciles. Pero debemos darnos cuenta de que Dios tiene planes muy distintos a los nuestros y, aunque dolorosos, son mejores, perfectos y llenos de bendiciones.

Ahora, he pasado dos años con esta enfermedad crónica en mi cuerpo. Me he limitado de tantas cosas en mi vida (al grado de tener que escoger sabiamente las actividades por realizar). Pero, a lo largo de toda mi vida cristiana, no había aprendido a amar tanto al Señor y depender de Él tanto como en estos momentos. Eso me llena de gozo aun en el dolor. Por eso, doy gracias a Dios por lo que me ha enseñado a través de estas difíciles circunstancias.

Si te encuentras en un momento de dificultad, te comparto algunos principios que Dios me ha enseñado en este tiempo de enfermedad:

1. Confía en el propósito de Dios

Dios usa diferentes medios para llevar a cabo su perfecta voluntad y mostrar su poder. La enfermedad es un instrumento de Dios en nuestras vidas. Por medio de esto, Él obra en la vida de las personas que la padecen y en la vida de quienes están a su alrededor.

¿Recuerdas al hombre que nació ciego en el Evangelio de Juan? Sufrió esto con el propósito de “que las obras de Dios se manifiesten en él” (Jn. 9:3). Lo mismo vemos en Juan 11:4, donde Jesús sanaba para glorificar a Dios.

Si padeces una enfermedad, puedes estar seguro de que Dios llevará a cabo su propósito en tu vida y en la de otros por medio de esta circunstancia.

2. Acepta el llamado de Dios

Cierto escritor dijo: “El llamado de Dios significa que Él nos ha escogido especialmente para hacer lo que nos pide”.

En otras palabras, siéntete privilegiado de haber sido escogido como un instrumento para un propósito particular de la obra de Dios. Es tan maravilloso ver cómo Dios muestra su gloria a través de nuestras vidas, en medio de la debilidad.

Si estás pasando por una enfermedad, Dios destinó este perfecto plan para tu vida y debes entregarte totalmente para ser usado por Él. No lo veas como un cambio de planes, sino como una oportunidad privilegiada para servir a Dios.

3. Busca a Dios por medio de la oración

“Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó…” (Jon. 2:2).

Saber que Dios escucha nuestro clamor realmente te llena de paz.

Las luchas que enfrentamos no pasan desapercibidas por Dios. Él ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo (Mt. 28:20), y es reconfortante experimentar la presencia de Dios por medio de la oración, sabiendo que Él atiende a nuestro llamado de auxilio.

Por más difícil que sea tu situación y aunque todo parezca empeorar,nunca renuncies a la paz que puede brindarte la oración. Aprovecha tu enfermedad para convertirte en una persona de oración.

4. Busca la Palabra de Dios en medio de la aflicción

“Me regocijo en tu Palabra como el que halla muchos despojos” (Sal. 119:162).

Regocíjate en la Palabra de Dios en esos momentos donde Satanás trata de derrotarte con pensamientos de debilidad. Dios ha logrado la victoria y nos da su mayor arma (su Santa Palabra) para combatir tales pensamientos. Reconoce el poder de Dios en cada evento de tu vida. Mantente firme en la fe.

No tengas temor de las malas noticias, sino descansa en el poder de Dios y su perfecto plan. Mira a Dios y aprópiate con firmeza de sus promesas. Confía en la presencia de Dios en tu vida. Solo tu relación con Dios te brindará la calma y seguridad que necesitas en medio de la aflicción.

5. Consuela a otras personas que pasan por aflicción

Como esposa de pastor, muchas veces llegaban personas contándome sobre alguna circunstancia difícil que estaban pasando. ¡Me costaba tanto decirles a otros cómo manejar esa situación sin entender cómo se estaban sintiendo!

Ahora, puedo entender y orar con fervor por otras personas, contándoles el gran privilegio que es caminar con Dios en esos momentos de dolor, soledad, angustia. Puedo hablarles de cómo el Espíritu Santo nos lleva a ver la esperanza en Jesús y ver la obra de transformación que hace en nuestras vidas, aun cuando todo parece imposible.

CONCLUSIÓN

Como dije anteriormente, si nos enfocamos en el dolor, no veremos ni disfrutaremos las bendiciones que Dios quiere traernos por medio de la enfermedad. Puede que no nos guste el sufrimiento y cómo la enfermedad ha afectado nuestra vida, pero Dios tiene planes muy distintos a los nuestros y, aunque dolorosos, son mejores, perfectos y llenos de bendiciones.

“Jesús no murió para que nunca sufrieras. Él murió para que cuando sufras, Dios use ese dolor para hacerte más como Jesús” — Tim Keller.


Roscely López, originaria de Sinaloa, graduó de la Universidad Cristiana de las Américas. Es esposa de Élfego Ramírez, pastor de la Iglesia Bíblica Bautista de Ciudad Madero, Tamaulipas. Tienen un hijo de cinco años llamado Santiago. Roscely disfruta servir junto a su esposo en la iglesia y en el ministerio de campamentos juveniles; además disfruta educar en casa a su hijo.