UN NUEVO “NORMAL”

“Ahora tienes un nuevo ‘normal’”. Muchas veces he compartido esa frase al aconsejar a personas que están enfrentando grandes cambios en sus vidas. Ahora, mi esposa me lo está diciendo a mí. (Vea CONFIANDO EN EL SILENCIO: CUANDO DIOS ESCRIBE EL “CAPÍTULO 4”) Este nuevo “normal” nos ha obligado a enfrentar muchas situaciones y muchos cambios cuando hemos dicho: “Jamás hubiera pensado en eso”. Algunos de los cambios son fáciles de aceptar. Como siempre he sido un poco introvertido, no se me ha hecho difícil no poder tener largas conversaciones personales. Si le preguntas a mi esposa, ¡quizás te diga que nada ha cambiado ahora que soy mudo!

Algunos aspectos del nuevo “normal” son choques dolorosos. Por ejemplo, el segundo domingo después de dejar el pastorado, visitamos otra iglesia. Cuando la congregación empezó a cantar, me impactó como nunca me había impactado … “no puedo cantar”. Claro, no había podido cantar por algún tiempo ya, pero esa mañana el nuevo “normal” de que nunca podré usar mi voz para cantar me zarandeó en la profundidad de mi alma.

Algunos de los cambios más obvios incluyen: ya no puedo predicar verbalmente, no puedo aconsejar a otras personas, ya no puedo hablar por teléfono, y me es imposible conversar con Siri y con Alexa. Algunos de los cambios me serán difíciles de manejar, pero ¡creo que ya estoy aceptando lo de Siri y Alexa!

Aunque existen muchas buenas razones por las cuales Dios nos permite pasar por pruebas, en 2a a los Corintios 1, el apóstol Pablo deja en claro una muy buena razón. Debemos tomar el mismo consuelo que Dios nos da en nuestro dolor y compartirlo con los demás (2 Co. 1:4). Aunque mi esposa y yo no tenemos en claro todo lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, quisiéramos ayudar (si podemos) a cualquier persona que está enfrentado preguntas que todavía no tienen respuesta e incluso aquellas preguntas que nunca tendrán respuesta.

PERDIENDO LA HABILIDAD DE PREDICAR

Desde que tenía 12 años, he estado aprendiendo a predicar. Amo predicar. He predicado en cárceles, asilos, selvas, iglesias, universidades, escuelas públicas y privadas, patios de casas, aldeas, talleres, departamentos, parques, funerales y esquinas de calles. La mayor parte de mi vida, la predicación ha sido mi vida. Me encanta ver cómo la Palabra de Dios poderosamente transforma vidas. Lo repito: amo predicar. Para que entiendas cuando te digo que perder la habilidad de declarar verbalmente la Palabra de Dios es una pérdida profunda y desgarradora.

El 4 de abril del 2018 por la tarde, el mismo día que me dijeron “creo que vas a tener que cambiar de profesión”, la inquietante realidad de mi pérdida me abrumó. Cuando llegué a la casa después de la consulta con la doctora, estaba solo en mi cuarto cuando me arrolló una avalancha de sentimientos por la realidad de sus palabras. Estaba destrozado. Lloré como un niño. Mi dulce esposa llegó corriendo y simplemente me abrazó mientras yo lloraba desconsoladamente. Incluso mientras escribo esto, el dolor sigue siendo igual de punzante.

Las preguntas dan vueltas en mi mente. “¿Qué debo hacer en cuanto a mi iglesia? ¿Cómo voy a proveer para mi esposa? ¿Qué haré con el resto de mi vida? ¿Cómo podré hablar con mis nietos?” Estas son solamente algunas de las preguntas que nos hacemos. Y para la mayoría de esas preguntas no tenemos respuestas… por lo menos no todavía.

MIS AMIGOS LOS SALMISTAS

Uno de los mejores consejos que jamás me dieron sobre cómo tratar los problemas de la vida fue el siguiente: “Háblate a ti mismo como lo hacen los salmistas”. O sea, al leer los Salmos, escucha cómo los autores de los Salmos insisten en hablarse a sí mismos hasta que empiezan a pensar pensamientos correctos acerca de sus vidas, sus pruebas, sus pérdidas y, lo más importante, acerca de su Dios. Uno de mis ejemplos favoritos de esta práctica es Asaf. Por favor, tómate el tiempo de leer la historia de Asaf en el Salmo 73. No lo leas rápidamente. Deja que lo que Asaf dice te impacte. Sus pensamientos y palabras probablemente sean muy similares a los tuyos. Son similares a los míos. Yo entiendo a Asaf. Entiendo su frustración y su dolor. Sus palabras hacen eco en mi mente y corazón.

Asaf es honesto en cuanto a su enojo y su desánimo. Está a punto de abandonar … de alejarse, pero de repente hay un cambio abrupto en su manera de pensar. En el versículo 17 dice que este cambio se dio cuando empezó a adorar. La adoración es una disciplina mental. Es más que eso, por supuesto, pero ¡no podemos adorar correctamente a Dios sin pensar correctamente acerca de Dios! Pensar correctamente acerca de Dios nos ayudará a alinear nuestra manera de pensar en cuanto a todo lo demás, incluyendo nuestras pruebas. La adoración le llevó a Asaf al lugar donde su corazón podía cantar:

“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre…. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras”. (Sal. 73:25-26, 28)

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que tu corazón cantó ese canto?

Esa tarde de abril, empecé a hablarme a mí mismo. Empecé a hacerme diferentes preguntas. “¿Amo predicar más de lo que amo a Jesús? ¿Dios alguna vez se equivoca? ¿Dios todavía me ama? ¿Puedo confiar en su profundo, profundo amor?” Ese día terminó mucho mejor de lo que comenzó. Nunca más podré predicar verbalmente, pero todavía tengo a mi Dios.

Tengo que reconocer que en muchas ocasiones soy más como el Asaf del inicio del salmo que como el Asaf del final del salmo. Me hago las preguntas incorrectas y tengo reacciones incorrectas ¿Qué estás diciéndote acerca de Dios en tu cabeza y en tu corazón hoy? Deja que Asaf te ayude. Lee el Salmo 73. Léelo en voz alta. Léelo varias veces si es necesario. Léelo hasta que tu corazón sinceramente cante: “Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”.


Cary Grant trabajó como evangelista, plantador de iglesia y pastor. Ha perdido completamente su capacidad vocal. Ahora labora en el Centro para Discapacitados del gobierno estatal de Ohio ayudando a otras personas encontrar empleo. Sigue experimentando el maravilloso Capítulo 4 que Dios ha escrito para él.


Este artículo fue publicado en Rooted Thinking. Este artículo ha sido traducido y usado con permiso.