Sí, mi esposo y yo otra vez estamos peleados. Son las 6:00 a. m., el despertador está sonando y no tengo la energía para apagarlo. Esta situación con mi esposo me hace sentir desgastada y triste. No deseo leer mi Biblia y me siento una hipócrita cuando oro.

María

Mi esposo no me habla. Ya ni recuerdo por qué se enojó conmigo, pero estoy devastada. Estoy tratando mal a los niños porque no puedo lidiar con esta situación. La casa está hecha un desastre y no me importa. De cualquier forma no lo hago feliz y nunca agradece lo que hago.

Laura

Tengo dos semanas de casada y me enojé con mi esposo. Me molestan algunas de sus actitudes y decidí que no le voy a hablar hasta que me pida perdón… Pero, la verdad, todo el día estoy pensando en esta situación. Me siento amargada. Esto no debería ser así, ¿no? ¡Estoy recién casada!

Emilia

Ayer, mi esposo y yo cumplimos 20 años de matrimonio. Él puso una foto y escribió: “Mi amor, eres una gran bendición”. Suspiré al leerlo, porque la verdad es que él no es esa bendición. Es un buen cristiano y sé que me ama. Suple todas mis necesidades, pero pensé que esto sería diferente. Eso me desanima de forma constante. Si tenemos algún desacuerdo, no voy a la iglesia o llegamos tarde porque no estoy motivada.

Marina

¿Esta es alguna de tus experiencias? ¿Te sientes amargada y frustrada por no tener la “relación ideal”? Algunas de nosotras pasamos por este tipo de experiencias y nuestro mundo se viene abajo. ¿Nuestra reacción? Empezamos a actuar dependiendo de cómo esté nuestra relación con nuestro esposo. Tomamos decisiones como estas: no vamos a la iglesia, tratamos mal a los niños, somos groseras con nuestros familiares, o no realizamos nuestras tareas como esposa.

Si tus acciones están basadas en la relación con tu esposo, déjame decirte que tu esposo se está convirtiendo en tu ídolo. Keller lo dice así:

Tenemos un Dios falso o alternativo si tomamos algo en la creación y comenzamos a inclinarnos ante eso, es decir, invertir mucho tiempo, pensar en él, que afecte totalmente mis emociones, mi dinero es para eso, mi prioridad es eso o esa persona.[1]

Sí, aunque tu esposo debe ser la primera persona en tu vida terrenal, Dios debe ser tu satisfacción y su Palabra debe controlar tu estado de ánimo. Cuando escribo esto, algo choca en nuestras mentes, ¿verdad? “¡Me estás diciendo que puedo estar bien aunque no esté bien con mi esposo!”. Sí, pero no me malinterpretes. No estoy diciendo que seas una mujer empoderada que lo puede hacer todo sola. ¡Dios nos libre de caer en esa mentira! Siempre deberíamos pedir perdón y buscar la restauración inmediata, pero si somos realistas muchas veces no pasa por diferentes situaciones (tu esposo se tiene que ir al trabajo, los niños están enfermos, etc.). Por lo tanto, lo que estoy diciendo es que puedes seguir haciendo lo que Dios te manda, aun cuando la relación con tu esposo no esté funcionando como quisieras.

No estoy hablando de los clásicos malentendidos o de conversaciones donde no nos podemos poner de acuerdo. Estoy hablando de un estilo de vida determinado por la conducta de tu esposo. Si tu esposo se convierte en tu ídolo, empiezas a distorsionar todo, comienzas poco a poco a hacer cosas que desagradan a Dios. Pero ese ídolo va creciendo de tal forma que puedes abiertamente estar pecando y justificarlo. “¡No le hablo porque no me gustó lo que hizo!”, “¡Les hablé mal a los niños porque mi esposo me hizo enojar!”.

¿Es tu esposo tu ídolo?

Quisiera compartirte algunas declaraciones basadas en la Palabra de Dios para ayudarte a luchar con tu pecado de la idolatría:

1. Tu esposo es un pecador que no puede cumplir todas tus expectativas.

Antes de casarnos, teníamos muchas expectativas de cómo serían nuestros esposos. Cuando entramos al matrimonio, nos damos cuenta de que muchas de esas cosas no se están cumpliendo. Eso es porque nuestro esposo es pecador, al igual que tú y yo.

Esto, aunque en teoría lo sabemos, es muy difícil aplicarlo en la vida diaria. Si nuestros esposos no responden de la mejor manera y pecan contra nosotras, pareciera que nos tomara por sorpresa. Pero ¿acaso no pecamos nosotras también contra nuestros esposos?

Cuando aprendemos a vivir el día a día con esta realidad, dejamos de tomarnos las cosas personales. Quizá tu esposo está cansado y no te contestó de la mejor forma. Tal vez solo está distraído. Necesitas recordar la verdad de que el pecado está en este mundo. El pecado está dentro de tu relación más hermosa: tu matrimonio.

2. Tu matrimonio es tu relación terrenal más importante, pero no es tu fuente de satisfacción.

Como mujeres, esperamos que el matrimonio nos brinde la seguridad y el gozo que tanto anhelamos. Por eso, nos esforzamos en cuidar nuestra relación matrimonial. Pero a veces olvidamos un detalle del conocido pasaje de Efesios: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Ef. 5:22, énfasis añadido). Este pasaje nos habla de nuestro rol como esposas, pero nos dice que estemos sujetas “como al Señor”.

Aunque es importante que nos gocemos en amar y cuidar de nuestra familia, la sumisión matrimonial y el gozo verdadero solo vendrán de estar sujetas “como al Señor”. Para estar en esta posición, necesito procurar mi relación más importante: la relación con mi Padre Dios. Nuestra verdadera necesidad más profunda es nuestra profunda necesidad de Dios. Si Él no es nuestra fuente de satisfacción, será muy difícil estar contentas o satisfechas con nuestra vida. Debemos buscar que nuestro esposo no sea nuestra fuente de satisfacción. Solo Dios nos satisface.

3. Tu idolatría destruye todo lo que Dios ha creado para que lo disfrutes.

Esta verdad se repite vez tras vez: más parejas de creyentes divorciándose. ¿Por qué? Porque no se entienden, no era lo que esperaban o infidelidad. Pero la raíz de esta destrucción es nuestra idolatría. El matrimonio no se trata de ser felices, viajar por el mundo y noches románticas. El propósito del matrimonio es reflejar a Cristo y mostrar su precioso evangelio a través de una relación de pacto. Cuando tenemos ese enfoque, podemos ser agradecidas y disfrutar de nuestra relación porque no está basada en nosotras, sino en Dios y el regalo que nos ha dado de tener un compañero en esta tierra.

Si das rienda suelta a tu idolatría, destruirá tu matrimonio. Si tu esposo no está en la posición que Dios le ha dado, comenzarás a ponerlo en una “zona de peligro”. Te volverás exigente y egoísta, deseando que tu esposo cumpla TODO, tus caprichos y tus deseos. Al final, esa relación que idolatras (porque crees que te hará feliz) terminará siendo tu mayor fuente de dolor.  

CONSEJOS PRÁCTICOS CONTRA TU IDOLATRÍA

Puedes realizar algunas cosas prácticas para ayudarte con tu ídolo:

  • Reconoce si tu esposo es tu ídolo y pídele perdón a Dios por tu pecado.
  • Pídele perdón a tu esposo por esperar que supliera algo que solo Dios pueda darte (satisfacción).
  • Haz una lista de cómo se refleja este pecado en tu vida diaria (¿En qué momentos reaccionas mal? ¿Cómo deberías reaccionar?).
  • Memoriza la Palabra de Dios, versículos específicos que te recuerden la verdad (Sal. 16:2, 11; Jn. 6:48).
  • No dejes de cumplir con tus responsabilidades, labores del hogar, iglesia, etc. (Dejar de cumplir con eso solo te hará sentir peor).
  • Pídele a alguna amiga o hermana mayor en Cristo que te ayude.

Por último, quisiera darte algunas palabras de ánimo: este proceso es algo que Dios está permitiendo soberanamente y Él utiliza todas las cosas para llevarnos a Él. Entre más atravesamos problemas en nuestro matrimonio, lo conocemos más a Él. Le amamos más y podemos reflejarle en medio de un matrimonio que no es como soñábamos.


[1] Timothy Keller, Dioses que fallan.


Marisol Rojo es originaria de Nayarit. Está casada con Daniel López, anciano de la Iglesia Bautista La Gracia en Juárez, N.L., México, y tienen una hija, Zara. Es graduada de la Universidad Cristiana de Las Américas, donde ahora colabora en el ministerio de educación. Le encanta enseñar materias seculares, mostrando cómo la Palabra de Dios es superior a cualquier filosofía humana.