Hoy leí mi Biblia. Estudié la obra de Cristo al darnos vida por gracia en Efesios 2. ¿Sabes qué? No sentí nada. Vi las riquezas de su gracia, la profundidad de la naturaleza caída del hombre y el maravilloso plan de Dios… y solo sirvió para hacer un gran sermón. ¿Te has sentido así? Creo que muchos pastores lo han experimentado.

Por esto, quisiera compartirte algunos recordatorios que te ayudarán a trabajar sin olvidar tu propia relación personal con Dios.

 

La Biblia no es solo un libro de texto

  • La Biblia es la Palabra de Dios. Tenemos en nuestras manos el resultado de la obra del Espíritu Santo en la revelación, la inspiración, y la preservación del canon. La Palabra de Dios ha llegado a nuestras manos gracias al servicio de hombres fieles que amaron a Dios y guardaron sus palabras no solo en un manuscrito, sino también en sus corazones (2 P. 1:20-21).
  • La Biblia es la fuente de vida. La Biblia es lo único que da vida al pecador, incluyéndome a mí como pastor. Solamente la Palabra de Dios puede tomar a una persona que está muriendo en el polvo y darle vida espiritual (Sal. 119:25). Cuando sintamos que estamos muertos, con la lengua seca, corramos a la Palabra para beber y ser refrescados (Sal. 19:8).
  • La Biblia es el medio para conocer a Cristo. La Palabra escrita es el único medio por el cual conocemos a la Palabra Encarnada: Jesucristo. Juan describe este conocimiento como la esencia de la “la vida eterna” (Jn. 17:3). Por lo cual, una persona que estudia solo por trabajo se está marchitando (Jn. 15:5-6). Requerimos de su Palabra para mantenernos vivos (Sal. 119:17, 37, 144).
  • La Biblia es la luz de verdad. No podemos combatir las tinieblas con más tinieblas (Lc. 11:23). Solo la luz verdadera, el evangelio, puede alumbrar los corazones de las personas (2 Co. 4:4-6), y para ello requiero estar cerca de su Palabra (Fil. 2:15-16). Si el rostro de Moisés reflejó la gloria de Dios después de haber estado con Él ¿qué refleja mi rostro?
  • La Biblia es el poder de Dios. Las palabras persuasivas no lograrán ningún cambio en nuestra congregación (1 Co. 1:20-21, 2:1). Es solo cuando el poder de Dios y la sabiduría de Dios que radica en Jesucristo nos cambia que podemos ser realmente usados por Dios (1 Co. 1:26-29).

La iglesia no es solo un lugar de trabajo

  • La iglesia es el lugar donde sirvo. No vamos a la iglesia solo a trabajar, vamos a servir. ¿Cuál es la diferencia? La meta. El trabajo se centra en qué hago. El servicio se centra en para quién lo hago. Sirvo a Dios y a mis hermanos. Dios nos ha dado este rol para que su iglesia crezca (Ef. 4:11-12). No solo cumplas con tus tareas. Permite que Dios te use como ejemplo de lo que significa servir a los demás “como para al Señor” (Col. 3:23).
  • La iglesia es el rebaño de Jesús. La iglesia es conformada por la gente, no por la infraestructura. Jesús se presenta como el “buen pastor” de nuestras almas, que conoce a sus ovejas (Jn. 10:14). Cristo no solamente está al pendiente de la congregación, también está al pendiente de mi vida. Es decir, yo mismo soy una oveja. Debo estar abierto a que Dios use a mis hermanos para que sean de bendición para mí, dejando que mi iglesia deje de ser mi sitio de trabajo y sea un sitio de refrigerio espiritual.