La vida es una montaña rusa. Tiene altas y bajas. Tiene tiempos estables e inestables. La vida es una gama de experiencias impredecibles. El hombre más sabio lo dijo en estas palabras: “Todo tiene su tiempo (…). Tiempo de nacer, y tiempo de morir; (…) tiempo de llorar, y tiempo de reír” (Ec. 3:1-2, 4). También, dijo que todo lo que hay debajo del sol es ahora y mañana no será más.

Las diversas circunstancias de la vida conllevan diversos peligros para el cristiano. Ante cada circunstancia, debemos responder correctamente.

A continuación, analizaremos el capítulo 8 de Jueces, del cual podemos extraer tres advertencias para el andar cristiano.

Gedeón fue llamado por Jehová para ser el juez libertador de su pueblo con tan solo 300 hombres. La trama se desarrolla positivamente, y Gedeón vence a 120,000 hombres sin si quiera usar armas. Pero aparecen algunos pequeños acontecimientos con gran significado que nos llevan a las siguientes preguntas:

  1. ¿CÓMO RESPONDEMOS EN TIEMPOS DE HUMILLACIÓN?

Los 300, cansados y hambrientos, pasan por dos de sus tribus para pedir alimento, pero les es negado, condicionándolos a finalizar la batalla y aprehender a los reyes de Madián (Jue. 8:5-8).

Gedeón y sus hombres esperaban gratitud por la labor que desempeñaban, pero no fue así. Nuestra reacción ante estas situaciones es crucial para cumplir o no con la encomienda divina. Gedeón simplemente creyó en la Palabra que Dios le había dicho, y por ello continuó con la persecución de sus enemigos.

En la carrera cristiana, no debe sorprendernos que otros creyentes o familiares sean apáticos y no quieran participar.

En los momentos de humillación, debemos confiar en Dios, perseverando en la labor que nos ha dado.

  1. ¿CÓMO RESPONDEMOS EN TIEMPOS DE EXALTACIÓN?

Los reyes de Madián fueron capturados por Gedeón, y los que negaron brindar alimento fueron castigados —a los hombres de Sucot con espinos y abrojos del desierto, y a los de Peniel con la muerte— (Jue. 8:12-17). Ciertamente, la corrección era necesaria para castigar su ingratitud e insensibilidad, pero la reacción de Gedeón es extremista. Probablemente, debido a un resentimiento personal por la recibida falta de respeto. Al ocupar una posición exaltada, Gedeón olvidó la justicia de Dios, haciendo su propia justicia.

Después, a pesar de que Gedeón rechazó una oferta de convertirse en rey, promovió la creación de un efod —un ornamento sagrado utilizado por el sumo sacerdote en el tabernáculo—. Al hacerse una copia propia de un efod, Gedeón estableció su ciudad de manera ilícita como un lugar de adoración. El resultado fue que “todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar” (Jue. 8:27). Si no vigilamos nuestro corazón, pensaremos que nuestros logros son por nuestros méritos y distorsionaremos la gracia de Dios.

En los momentos de exaltación, debemos recordar que el éxito suele ser más peligroso que el fracaso.

  1. ¿CÓMO RESPONDEMOS EN TIEMPOS DE QUIETUD?

Muerto Gedeón, el pueblo se olvidó de todo lo que él y su familia habían hecho por ellos. Se corrompió nuevamente en idolatría y se olvidaron de Jehová (Jue. 8:33-35). Este mismo patrón se ve una vez tras otra en el libro de Jueces, y nos enseña un principio universal para nosotros hoy: en la quietud, es fácil relajar nuestro espíritu. Es fácil olvidarse de Dios, y quien se olvida de Dios, fácilmente puede olvidarse de cualquier cosa; puede olvidarse de pactos y tratados hechos aquí en la tierra e incluso traicionar la lealtad más férrea. Quien no teme a Dios, tampoco respeta a hombres.

En los tiempos de quietud, debemos cuidar de no olvidarnos de Jehová que nos ha bendecido con esa quietud (Dt. 6:10-12).

CONCLUSIÓN

Es inevitable responder ante cada una de nuestras experiencias, pero siempre existe una manera correcta de responder. Si nuestra mirada es puesta en el Rey soberano que dirige cada asunto con exactitud y propósito, responderemos sabiamente, haciendo lo que le traerá mayor gloria a Él.


Iván Bernal, originario de Monterrey, estudió en la Universidad Cristiana de las Américas. Por 10 años, ha sido pastor de la Iglesia Bautista Emanuel en Poza Rica, Veracruz, donde reside junto con su esposa Perla Montes.