En abril del año pasado, la periodista Daniela Meneses Sala escribió un artículo en la sección “Opinión” de El Comercio, el diario más importante de Lima, Perú. En el artículo, ella lamenta la dificultad que una persona transexual tiene en el Perú para vivir tranquilamente con su nueva identidad. Menciona, por ejemplo, los problemas que una persona transexual tiene para cumplir con el proceso del cambio de nombre y sexo en el DNI (la cédula de identidad peruana). Meneses encapsula su argumento principal en la última oración de su artículo: “El Estado, que debería más bien protegernos, está fallando en lo más esencial de todo: reconocer quiénes somos”.[1]

Es “en Cristo” que encuentro mi verdadera identidad: un pecador salvo por la gracia de Dios.Detrás del argumento de Meneses hay una gran suposición: que la identidad de una persona es algo que esta puede definir totalmente aparte de la tradición, de la ciencia, o de Dios mismo. Históricamente, nunca hemos entendido la identidad de manera tan independiente, al punto de que uno simplemente pueda decidir ser alguien que realmente no es y esperar que todos alrededor acepten su nueva auto-identificación.  Si mi hijo un día se declara caballo, quizá yo participe en el juego por unos minutos; pero de todas maneras llegará la hora en que “el caballo” tenga que lavarse los dientes antes de irse a dormir.

Como cristiano, entiendo que conocer mi propia identidad no tiene que ver con un proceso de auto-descubrimiento. Cada vez que verdaderamente participo en un proceso de auto-descubrimiento, lo que descubro no me agrada: malas actitudes, demasiado auto-enfoque, frustración con otras personas, enojo, flojera, y mucho más. Es por eso que el cristiano no puede buscar entenderse internamente, sino que el cristiano sabe que el ser humano descubre su verdadera identidad cuando se acerca a Dios confesando la pecaminosidad de su corazón y, a la vez, acudiendo a la identidad de nuestro Salvador. Es “en Cristo” que encuentro mi verdadera identidad: un pecador salvo por la gracia de Dios.


[1] http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/voto-trans-daniela-meneses-191890


Tim Chapman creció en Carolina del Norte, USA. A los 15 años, su familia se mudó a Santiago de Chile, donde aprendió a hablar español. Cursó una licenciatura en educación y una maestría en Teología. Tim está casado con su esposa, Cheryl, y tiene tres hijos, Lauren, Micah y Abigail. Han trabajado como misioneros en el Perú desde el año 2006. Fundaron la Iglesia Bautista Gracia en Lima.