¿Por qué publicas lo que publicas en las redes sociales? Una de las razones más determinantes quizás sea el temor al hombre. ¿Lo habías pensado? En Facebook tenemos “amigos” que apenas nos conocen, en Twitter tenemos seguidores que no saben a dónde vamos ni de dónde venimos, en Instagram colgamos “historias” que más bien parecen cuentos. Hay una apariencia de cercanía y relación y, sin embargo, existe muy poco de la responsabilidad y compromiso que caracterizan una verdadera relación.

En realidad, nunca nos hemos sentido más desconectados de los demás y, ante el miedo de ser expuestos, el éxito es la fachada que exhibimos en las redes sociales. Controlamos lo que publicamos y, con frecuencia, solo posteamos lo que obtendrá más “me gustas”, más “retweets” y más comentarios. Construimos una imagen digital de nosotros en busca de la buena opinión de los demás, temiendo constantemente que sea expuesto lo que somos en verdad. Incluso, conozco a personas que temen decirle a los demás que tienen covid-19 por temor de lo que puedan decir.

El temor al hombre ha conquistado a millones, dando origen a mentiras, hipocresía y falsedad. ¿Por qué sentimos la necesidad de aparentar algo que no somos?

EL ORIGEN DEL TEMOR DEL HOMBRE

El temor al hombre tiene su origen en Génesis 3:6-7. Después del pecado de Adán y Eva, sus ojos fueron abiertos y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Esta escena es el estreno del temor al hombre, que pudiéramos definir como la conciencia de la vergüenza por el pecado. Es sentirse expuestos, vulnerables y necesitados de ser cubiertos.

Muchos en la Biblia temieron a los hombres más que a Dios. Pronto entendieron que tal actitud termina en tragedias y no en bendición. El apóstol Pedro, por ejemplo, negó al Señor Jesucristo por temor a los hombres (Lc. 22:54-62). Pablo lo confrontó por su alianza con los judaizantes, al temer su opinión y confundir el evangelio en la práctica (Gá. 2:11-21).

Sin duda, el temor al hombre es pecado y sus artimañas son muchas:

  • El temor al hombre acorta la visión (Lc. 12:4-5)
  • El temor al hombre es una trampa destructiva (Pr. 29:25)
  • El temor al hombre es opuesto al amor (1 Jn. 4:18)
  • El temor al hombre minimiza nuestra posición en Cristo (Ro. 8:35, 38-39)

¿Cómo podemos luchar contra este pecado?

LA SOLUCIÓN DEL TEMOR AL HOMBRE

La naturaleza caída hace que nuestro corazón corra hacia el temor, pero debemos detenernos y refugiarnos en Jehová:

“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. […] Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto” (Jer. 17:5, 7-8).

¿Cómo refugiarse en el temor de Jehová?

Nadie corre a un lugar que no conoce. Si quieres huir del temor al hombre, necesitas conocer a Jehová. La libertad del temor al hombre está en el conocimiento del verdadero Dios. El acto de conocerlo debe ser continuo, significativo y creciente. Debes extasiarte con sus virtudes, su santidad y gloria, de tal manera que veas al Dios que controla el universo y digas “este es el Dios en quien yo creo”.

El temor al hombre solo es superado por el poder del evangelio. Así como estamos desnudos como pecadores ante Dios, así también estamos revestidos de justicia en Cristo (2 Co. 5:21). Así como nos despojamos de la imagen perfecta en la caída, la redención obtenida a través de Cristo nos reviste con su perfecta justicia. Su muerte y resurrección hacen posible que aquellos que se arrepienten y creen, empiecen a temer a Jehová según su diseño original.

Como dijo un profesor: “Tratar de cubrirnos temiendo al hombre es como sostener pequeñas rocas para escondernos detrás de ellas, mientras hay un Monte Everest para cubrirnos en Cristo”.