Un día de estos, un profesor sacó a flote la frase “Dios no te pide nada que no puedas hacer”. A la misma vez, dijo que era mentira, mientras citaba el Sermón del Monte:

“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt. 5:48).

Algunos dirían que, para el cristiano, ser “perfecto” significa ser “maduro”. Sin embargo, una de las reglas básicas de la hermenéutica descarta esta interpretación: la Biblia se interpreta a sí misma. El pasaje es claro. ¿Qué tan perfectos nos pide Jesús que seamos? “como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. No tendría mucho sentido decir que Dios simplemente es “maduro”. El Padre es absolutamente perfecto. Jesús nos está exigiendo perfección total.

Entonces, ¿es correcto decir que Dios no nos pide nada que no podamos hacer? Sí y no. Notemos cómo esto es así.

  1. SIEMPRE PUEDES DECIR NO A LA TENTACIÓN

Citaré el pasaje de donde surge la declaración que estamos tratando:

“Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Co. 10:13).

¿Qué está enseñando Pablo en este versículo? Él presenta una promesa y su fundamento. La promesa es que toda tentación vendrá acompañada de la oportunidad de resistir. Su fundamento es la fidelidad de Dios.

Entonces, si crees que Dios cumple su palabra, confiarás en que siempre es posible decir no a la tentación, porque Dios te brinda una salida siempre.

Dicho esto, quisiera ver el lado opuesto de la moneda.

  1. SIEMPRE PUEDES DECIR SÍ AL MANDATO

 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra(2 Ti. 3:16-17).

¿Qué nos ha dado Dios en su Palabra? La herramienta que nos permite estar listos para hacer todo lo que nos pide. De hecho, el Espíritu Santo es quien hace útil su Palabra en nuestras vidas. Esto podemos notarlo al leer que ser lleno del Espíritu produce los mismos resultados que la Palabra morando en abundancia en nosotros (Ef. 5:18-20; Col. 3:16-17).

Por tanto, si crees que Dios cumple su palabra, confiarás en que siempre es posible decir a sus mandatos, porque Dios te ha brindado su Espíritu y su Palabra.

  1. NUNCA PUEDES DECIR QUE ERES PERFECTO

Si siempre es posible decir no a la tentación, y siempre es posible decir a sus mandatos, ¿cuál es el problema al afirmar que “Dios no nos pide nada que no podamos hacer”? El problema somos tú y yo.

Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido(Stg. 1:13-14).

Pecamos porque queremos. Desobedecemos porque queremos. Ya hemos dicho que la Biblia afirma que siempre es posible para nosotros decir no a la tentación y decir a sus mandatos. Pero, honestamente, no lo hacemos. Metemos la pata. Dios nos ha capacitado para hacer todo lo que nos pide. Incluso, nos guarda de hacer aquello que nos pide no hacer. Pero seguimos cayendo.

Ahora bien, ¿esto toma por sorpresa a Dios? No. Pablo afirma que “…el que comenzó en [nosotros] la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6). Dios está perfeccionándonos. Él sabe que no cumpliremos con sus demandas a la perfección antes de que llegue “el día de Jesucristo”. Pero no tenemos ninguna excusa por la cual no cumplir con sus mandatos. Él nos ha capacitado perfectamente. Somos nosotros los que nos sentimos cómodos siendo imperfectos.

  1. SIEMPRE PUEDES DECIR QUE ERES PERFECTO

A sabiendas de nuestra imperfección, Dios nos ha brindado un Representante perfecto:

“Al que no conoció pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios” (2 Co. 5:21 NVI).

El mismo Jesús que nos exigió perfección absoluta en Mateo 5:48 fue quien cumplió con ese mandato. Jesús entendió que siempre podía decir al mandato y no a la tentación. Y así lo hizo toda su vida.

Pero la historia no termina allí. Por la muerte de Jesús, ¡todo creyente puede decir que es perfecto delante de Dios! Jesús nos regala perdón y nos representa ante el Padre (1 Jn. 2:1-2). Así que, aunque seremos imperfectos en nuestra práctica, a la misma vez gozamos la perfección en la posición que Dios nos ha dado en Jesucristo. Su asombrosa gracia nos motiva para seguir luchando para ser cada vez más perfectos en la práctica.

CONCLUSIÓN

Entonces, ¿Dios nos pide solo lo que podemos hacer? Por un lado, sí. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para obedecerle en su Espíritu y su Palabra. Y siempre que somos tentados, tenemos la opción de obedecerle, huyendo de nuestras concupiscencias. Siempre puedes decir la verdad. Siempre puedes meditar en la Palabra. Siempre puedes evitar la lujuria. Siempre puedes perdonar a quien te hirió. Siempre puedes ser perfecto.

Pero, por el otro lado, no; no podemos hacer todo lo que nos pide. Dios sabe que, mientras esperamos su regreso, seremos imperfectos. Tristemente, es nuestra culpa; es porque aún nos gusta pecar. Aún somos seducidos por nuestras concupiscencias. Nos sentimos a gusto siendo imperfectos.

Dios nos ayude a entender que siempre nos da la oportunidad de obedecerle. Y nos guarde de ser felices siendo imperfectos. Escuchemos la voz de Jesús, y busquemos ser más como nuestro Padre: ¡perfectos!


Andrés Constantino nació en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Actualmente, reside en el estado de Nuevo León, y estudia la licenciatura en Teología Pastoral en la Universidad Cristiana de las Américas. Disfruta servir en el ministerio de Palabra y Gracia.