Una de las prácticas en la Biblia que deja perplejos a muchos cristianos es la de echar suertes. Uno no sabe qué hacer con versículos como: “La suerte se echa en el regazo; mas de Jehová es la decisión de ella” (Pr. 16:33; ver también Pr. 18:18). Sin embargo, es un hecho que en la Biblia se usa la suerte para tomar algunas decisiones.
En este escrito analizaremos algunos de los pasajes, y haremos una evaluación para el creyente hoy en día.
LA SUERTE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Si bien es cierto que en el Antiguo Testamento vemos a paganos tomando decisiones con el uso de la suerte —como los tripulantes del barco rumbo a Tarsis (Jon. 1:7) o los enemigos de Israel sobre Jerusalén (Abd. 11; ver Nah. 3:10)—, la mayoría de las veces que aparece la frase “echar suertes” es por parte de Israel, y vista como algo normal.[1]
Por ejemplo, en Éxodo se nos narra que el sumo sacerdote llevaba el Urim y el Tumim sobre su pectoral, llamado el “pectoral del juicio” (Éx. 28:30).[2] Urim y Tumim significan de manera literal “luces” y “perfecciones”, pero “quizá [las dos palabras] son usadas en el sentido de ‘alfa y omega’, principio y fin (Ap. 1:8), ya que las palabras respectivamente comienzan con la primera y última letra del alfabeto hebreo”.[3] Aunque no se sabe con certeza, el Urim y el Tumim parecen haber sido dos piedras preciosas usadas por el sumo sacerdote para indagar y seguir la voluntad de Dios (ver 1 S. 28:6).[4] Quizá estas piedras eran usadas para decidir sobre el macho cabrío expiatorio (Lv. 16:8).[5]
La Biblia nos revela que la tierra de los israelitas se repartió por suerte (Jos. 17:1-2; 18:6, 10; etc. Ver también Ez. 45:1, 47:22, 48:29), que el turno de los músicos del tabernáculo y porteros se decidió por suerte (1 Cr. 25:8; 26:13), al igual que otros de los trabajos de los levitas (1 Cr. 24:31). El punto parece ser que no había preferencias, sino que estas responsabilidades sagradas eran decididas al azar, entendiendo que era Dios quien guiaba las decisiones.
LA SUERTE EN EL NUEVO TESTAMENTO
Es interesante que la palabra “suerte” aparece solamente dos veces en todo el Nuevo Testamento, y solo una de ellas se refiere a la práctica de encontrar la voluntad de Dios por ese medio (la otra referencia se encuentra en Hch. 8:21).
El fascinante episodio se narra en Hechos 1:12-26. Los discípulos, con Pedro como líder (Hch. 1:15), deciden que lo correcto es reemplazar a Judas Iscariote; esto es “necesario” (Hch. 1:21). Después de delinear los requisitos a cumplir por el próximo apóstol (Hch. 1:21-22), la lista se cierra en dos personas: José, llamado Barsabás, y Matías (Hch. 1:23). Vale la pena citar lo que sucede a continuación:
“Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles” (Hechos 1:24-26).
No se nos dice el método específico que usaron para decidir, pero Lucas enfatiza que todo se llevó a cabo con oración y ruego (Hch. 1:14, 24). Aunque algunos teólogos opinan que la decisión tomada fue la incorrecta, ya que Pablo sería el doceavo apóstol, el texto parece sugerir lo contrario. El uso de la palabra griega dei (Hch. 1:16, 21), el énfasis en la oración y ruego, la declaración explícita de que Matías fue contado con los once (Hch. 1:26), la designación propia de Pablo como “abortivo” (1 Co. 15:8), y la venida del Espíritu Santo inmediatamente después de esta narración en Hechos 2, apuntan a que Matías, efectivamente, llegó a ser el doceavo apóstol por medio de, en parte, el uso de la suerte.
Y así, jamás volveremos a ver el uso de la suerte en las Escrituras.
LA SUERTE HOY EN DÍA
Si esta semana tuviste una junta con tu pastor para preguntarle consejo sobre qué estudiar —si contaduría o arquitectura— estoy casi seguro de que no te respondió: “Hagamos una oración, y después echaremos suertes”.
Hay varias razones para decir que hoy en día el cristiano no debe tomar decisiones de esta manera.
Recordemos que el último incidente sucede en el primer capítulo de Hechos (el cual es, por cierto, un libro de transición entre pactos), y antes de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. En ninguna parte del Nuevo Testamento se manda al creyente a tomar decisiones así. De hecho, ¡ni siquiera en el Antiguo Testamento! Lo que vemos claramente es que Dios nos ha dejado su Palabra (2 Ti. 3:16-17; 2 Pe. 1:19), la sabiduría (Stg. 1:5), el consejo pastoral (He. 13:7), la guía de los padres (Ef. 6:1; Col. 3:20), y está también el juicio y sentido común (Pr. 22:3). Tal vez podamos tirar dados al jugar monopolio, o una moneda para decidir entre dos restaurantes. Pero, sobre la vida que Él nos ha encomendado, Dios quiere que tomemos sabias decisiones.
Dios obra de diferentes maneras en diversas épocas para llevar a cabo sus propósitos eternos. Él, quien es el Rey perfecto, ha guiado a su pueblo como quiere, y a nosotros nos conduce a través de su segura Palabra. Demos gracias a Él que podemos caminar por el mundo en fe y esperanza, sabiendo que Dios no esconde su voluntad a sus hijos, sino que quiere que ellos caminen en sabiduría y santidad para su gloria.
[1] Los pasajes que contienen referencias a la suerte, o echar suertes, son demasiados. Aquí una lista parcial:
“Suertes”: Lv. 16:8; Jos. 17:1-2; 18:6, 8, 10; 21:8, 40; 1 S. 14:42; 1 Cr. 24:31; 25:8; 26:13-14; Neh. 10:34; 11:1; Sal. 22:18; Is. 34:17; Ez. 45:1; 47:22; 48:29; Jl. 3:3; Am. 7:17; Abd. 1:11; Jon. 1:7; Nah. 3:10.
“Por suerte”: Nm. 26:55; Jos. 13:6; 14:2; 19:51; 21:4-6, 20; 23:4; 1 Cr. 6:61, 63, 65; 24:5-6.
[2] El Urim y Tumim aparece en Éxodo 28:30; Levítico 8:8; Números 27:21; Deuteronomio 33:8; 1 Samuel 28:6; Esdras 2:63; Nehemías 7:65.
[3] R. Alam Cole, Exodus: An Introduction and Commentary (Downers Grove: Intervarsity Press, 1973), 209.
[4] Thomas B. Dozeman, Eerdmans Dictionary of the Bible, S.V. “Urim”, 1349.
[5] R. K. Harrison, Leviticus: An Introduction and Commentary (Downers Grove: Intervarsity Press, 1980), 172.
Publicado originalmente en www.coalicionporelevangelio.org.