Hoy en día existe una gran necesidad en la Iglesia de volver a nuestras raíces. Necesitamos centrarnos en la supremacía de Cristo. Este tema se ha desaparecido de los púlpitos. Las iglesias están centradas en el hombre, en el marketing, en las estrategias, en el yo. El ministerio antropocéntrico en nuestras iglesias ha reemplazado el ministerio centrado en la gloriosa verdad de que Cristo es preeminente sobre todas las cosas.

Estamos perdiendo el rumbo y debemos recuperarlo. Por eso, te daré algunos consejos que podrían ayudar a tu iglesia a disfrutar de la supremacía de Cristo.

¿Cómo podemos tener un ministerio centrado en Cristo?

1. Asómbrense en Cristo

Para tener un ministerio centrado en la supremacía de Cristo, debes servirle con una constante fascinación en la persona de Cristo. No permitas que la verdad de quién es Cristo te deje de asombrar. Haz la obra del ministerio con la conciencia de la inmensurable verdad de la hermosura de su persona. Observa cuán gloriosa es su persona según los autores bíblicos:

Pablo dice que Él es la imagen de Dios invisible (Col. 1). Cuando habla de la naturaleza de Cristo, Pablo dice que Él es la perfecta Imago Dei [imagen de Dios]. Cristo es el eikón del Dios invisible. Eikón era la palabra que se usaba para las imágenes grabadas en las monedas y puede denotar dos cosas: representación y manifestación. Entonces, Pablo está diciendo que Jesús es la perfecta manifestación de Dios. Revela la misma naturaleza y el carácter de Dios. En Él, el invisible ha venido a ser visible.

El apóstol Juan dice que Jesús es Dios mismo (Jn. 14). Cuando Jesús se está despidiendo de sus discípulos, les dice que ellos ya conocen el camino que deben seguir. Entonces, Felipe dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta” (Jn. 14:8). A lo que Jesús responde diciendo: “el que me ha visto a mi ha visto al Padre” (Jn. 14:9). Como Pablo afirmaba, Jesús mismo declara ser la revelación perfecta del Padre. De manera que, si tú quieres saber cómo es Dios, debes de mirar a Cristo.

Las referencias abundan. El autor de Hebreos refiere a Jesús como “el resplandor de la gloria y la expresión misma de su sustancia” (He. 1:3). Pablo también habla de Cristo como “siendo en forma de Dios” (Fil. 2:6). De igual forma, dice a los corintios que Cristo es la imagen de Dios (1 Co. 4:4). Y, por supuesto, leer Colosenses 1:15–19 es primordial al hablar sobre la supremacía de Cristo:

“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”.

Cristo tiene la supremacía sobre todo ¡y deberíamos asombrarnos continuamente con el Dios vivo! Pero no solo esto, para tener un ministerio centrado en la supremacía de Cristo, no basta con asombrarnos con Él.

2. Sométanse a Cristo

La segunda cosa para lograr un ministerio centrado en la supremacía de Cristo es servirle sometido a su autoridad.Decir que Cristo tiene la supremacía sobre todas las cosas es reconocer su soberanía y su autoridad por encima de todo. Cristo es quien tiene la supremacía en la redención. Tú no eres más que un siervo que debe actuar sometido a su autoridad. Todo lo que hagas en el ministerio debe ser supervisado por su Palabra.

Las estadísticas de los pastores que han dejado el ministerio muestran que la falta de sumisión a la autoridad de Cristo es una constante. En el ministerio no haces lo que tú quieras o piensas que es mejor. Debes hacer lo que el Supremo quiere que hagas. ¿Por qué?Jesús es el primogénito de toda creación y la cabeza de la nueva creación: la iglesia.[1]

3. Exalten a Cristo

¿Por qué fue que Dios creó todo al principio y, después, hizo una nueva segunda creación? La respuesta es simple: Cristo. Él no solo es el dueño de todo lo creado. Él es el propósito de todo lo que existe (Col. 1:16). Esta frase le da propósito a tu vida: fuiste creado para él. Todo lo que Él ha hecho lo hizo con el propósito de que le exaltara. La creación entera, aun cuando está sometida a la corrupción del pecado, existe para anunciar la gloria de Dios.

Toda la Biblia nos apunta a que existimos para exaltar a Cristo. El Salmo 57:5 dice: “Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria”. Pablo, al hablar de los beneficios que hemos recibido en Cristo, dice tres veces que existimos “para la alabanza de su gloria” (Ef. 1). En el ministerio, todo debe tener este propósito: exaltar a Cristo.

4. Dependan de Cristo

Como cristianos, nos cuesta creer que Cristo nos capacita para realizar su obra. El punto fundamental de Colosenses 1 es que Cristo es suficiente. Por lo tanto, vivir en un ministerio centrado en la supremacía de Cristo es creer que en Él estamos completos y no necesitamos más. Por eso debemos creer que la capacidad que necesitamos para desempeñar la tarea viene de Él y no de nosotros mismos.

Si nos asombramos con Cristo, sometiéndonos a Él y exaltándole, deberíamos llenarnos de humildad. Quien tiene una conciencia saturada por el pensamiento de la supremacía de Cristo no deja lugar para su orgullo. Sabe que la obra es demasiado grande y el ministerio solo es posible cuando Cristo es preminente. Allí toda arrogancia se esfuma. Como Pablo, debemos entender que no hay nadie suficiente para esto sin Dios (2 Co. 2:16).

Conclusión

Debemos vivir nuestro ministerio a la luz de la supremacía de Cristo. Solo eso te hará renovar fuerzas en los días más oscuros del pastorado. Es lo único que te hará soportar todo lo que ser un misionero en un país extranjero implique. En el ministerio, habrá gente que te abandonará, gente a la que ayudaste sacrificialmente que te dará la espalda. Si vives haciendo un ministerio centrado en la supremacía de Cristo, entonces podrás resistir. Mira a Cristo y deléitate en la grandeza de su ser. Asómbrate ante la grandeza de su poder y de su Persona.

Deseo que veas a Cristo como lo más valioso y seas cautivado por él y su grandeza. Ruego que Dios haga esta tarea en ti, puesto que es el único que puede quitar el velo de la superficialidad que hay en nuestros ojos y mostrarnos lo que significa que Cristo tiene la supremacía en todo. Graciasal Espíritu que se complace en testificar del Hijo de Dios, Emmanuel, Dios con nosotros, Jesucristo.


[1] Decir que Cristo es el primogénito de toda la creación ha sido una fuente de gran debate, especialmente entre las sectas (que dirán que Cristo es el primer creado de toda la creación). Pero Pablo no está usando esta palabra en el sentido en el que la toman estos grupos. La palabra primogénito es usada en el sentido de primero en rango, como a lo largo de la Biblia: Israel es el primogénito sin ser la primera nación de la tierra (Éx. 4:22); David es el primogénito y no era el primer hijo de Jessie (Sal. 89).

Por tanto, primogénito no solo significa primero en tiempo, sino también puede significar primero en importancia y rango. Cuando Pablo la usa aquí significa que Cristo está por encima de toda la creación.John Piper, sobre este texto, dice que no hay un rincón en toda la creación en la que Cristo no diga “es mío”.

Con esta palabra, Pablo está afirmando la supremacía de Cristo sobre la creación en respuesta a las herejías que pretendían dañar a la iglesia en Colosas. Ellos creían que debían depender de los ángeles. Pero no, no debían hacerlo porque Cristo rige y gobierna sobre todo lo que existe (incluso los ángeles).

Jorge Rivera nació en Tampico, Tamaulipas, México. Está comprometido con Madai Sotomayor. Es licenciado en estudios teológicos. Está plantando la iglesia «Ciudad Esperanza» en García, NL. Además, estudia la maestría en predicación expositiva en la Universidad Cristiana de Las Américas.