¡Tranquilo! Este artículo no contiene ningún “spoiler” de la película “Star Wars: El ascenso de Skywalker”.

¡Por fin ha llegado! Hoy se culmina algo que inició hace más de 40 años. La saga conocida como la Guerra de las Galaxias —o Star Wars— hará entrega de su noveno y último episodio. El frenesí generado por esta saga ha llegado a niveles desconocidos. Además de las 9 películas que han ganado miles de millones de dólares, existen series animadas y numerosos juguetes. Hay convenciones anuales con miles de asistentes disfrazados como personajes de las películas. Frases como “Tengo un mal presentimiento sobre esto” o “Estos no son los droides que están buscando” se han vuelto parte de conversaciones ordinarias. Sin duda esta saga se ha convertido en todo un fenómeno cultural.

¿De qué se tratan estas películas?

El tema es la gran “Guerra de las Galaxias”. Las películas giran en torno a “la fuerza”, un misterioso poder impersonal —un campo de energía— que es creada por las cosas vivientes y mantiene unido al universo. Existe en todos y en todos lados. Le da al “jedi” su poder. Con la fuerza, el “jedi” puede tener habilidades como la clarividencia, el control mental, reflejos amplificados, o la telequinesis, ¡al grado de levantar naves espaciales!  

Aunque la fuerza es impersonal y neutra en sí misma, puede ser usada para el bien o el mal. Dependiendo del uso que una persona le da, la persona se volverá al lado luminoso de la fuerza o al lado oscuro (tenebroso) de la fuerza. El lado luminoso se relaciona con la justicia, la paz, la nobleza y la sabiduría. El lado oscuro de la fuerza promueve las emociones por encima de la razón, incluyendo la ira, el miedo, la agresión y la venganza.

Entonces, la guerra de las galaxias es una guerra entre (1) los seguidores del lado oscuro y (2) los seguidores del lado luminoso de la fuerza. Aunque los dos lados son iguales en poder, el lado oscuro ofrece poder de forma más rápida y por ello es más seductor. Los “jedi” —que siguen al lado luminoso de la fuerza— alcanzan su poder más lentamente mediante la meditación sin emociones. La búsqueda incesante de los protagonistas de la película es lograr el equilibrio en la fuerza, lo que traerá paz a la galaxia.

El evidente mensaje religioso

Al ver las películas, las alusiones y los mensajes religiosos son evidentes e innegables. Existe una batalla cósmica entre el bien y el mal, la luz versus las tinieblas. Se espera que “el elegido” venga para cumplir las profecías de traer paz a la galaxia. La persona que algunos consideraban “el elegido” llega por un nacimiento virginal (Anakin Skaywalker, quien llegó a ser Darth Vader, no tuvo padre y fue procreado por la fuerza). Al ser tentado, el elegido cayó ante la seducción de lado oscuro de la fuerza.

Además, cualquiera que conozca algo sobre las religiones orientales encontrará que George Lucas se inspiró en conceptos de religiones reales como el budismo, el taoísmo, el hinduismo y el sintoísmo, especialmente desarrollando el concepto del yin yang —esta creencia dualista afirma que existen dos fuerzas iguales aparentemente opuestas que se complementan perfectamente, incluso afirmando que en todo lo bueno existe un poco malo y viceversa—.  Esta verdad se manifiesta en Star Wars, en la famosa aspiración de lograr el equilibrio en la fuerza.  

Los profundos anhelos de la humanidad

Estas nueves películas han sido tan exitosas porque tratan los más profundos anhelos y las más intensas necesidades de la humanidad.

  • La humanidad quiere creer que algo controla su destino. Quiere pensar que su destino no es el resultado del azar, que existe una razón para su existencia y que sirve a algún plan mayor. La fuerza, aunque es impersonal, tiene una voluntad, y los que desean andar en el lado luminoso deben entender y aceptar el destino que la fuerza les tiene preparado.
  • Ante la soporífera monotonía de la vida cotidiana, las personas suspiran por algo que pueda hacerles diferentes, convertir su debilidad en poder y transformar su insignificante existencia en relevancia. La fuerza les promete esa posibilidad.
  • Podemos ver el anhelo de ser parte de algo más grande. En varias ocasiones se expresa el deseo de “ser uno” con la fuerza y lograr la paz de la galaxia. Luke trae equilibrio a la fuerza porque rechaza el odio visceral de lo Sith (el lado oscuro), pero también la fría lógica de los jedi. Aunque Yoda le enseñó que un jedi solo usa la fuerza para defender, nunca para atacar, Obi-Wan le dijo que tendría que matar a su padre para equilibrar la fuerza y traer paz a la galaxia. Al final de la trilogía original, Luke rechaza la instrucción de su maestro jedi y deja a un lado su sable de luz. De esta forma logra salvar a su padre y destruir al emperador sin la violencia.
  • El hombre sueña con algo que pueda controlar el mal y el sufrimiento. El gran maestro de los Jedi, Yoda, le enseñó a Luke: «El miedo lleva a la ira. La ira lleva al odio. El odio lleva al sufrimiento». Entonces, el lado luminoso de la fuerza ofrece la esperanza de eliminar el sufrimiento por eliminar el miedo, la ira y el odio. Por mientras, el lado oscuro te promete la posibilidad de controlar todas las cosas y usarla fuerza para tu conveniencia.
  • Otro anhelo humano que surge en la película es la posibilidad de escapar la muerte. El canciller seduce a Anakin con la promesa de que el lado oscuro le dará el poder de burlar la muerte. A través de las películas, los fantasmas de los jedi muertos aparecen para instruir y relacionarse con las personas todavía vidas.
  • Finalmente podemos ver que Star Wars expresa el anhelo de un salvador, alguien que pueda terminar con todo el dolor y el sufrimiento. Los primeros tres episodios narran el surgimiento y la caída de la primera esperanza: Anakin. La segunda trilogía abre con una nueva esperanza (título del episodio 4) y termina en aparente victoria cuando Darth Vader se vuelve contra su maestro, el malvado emperador, para salvar a su hijo. Tristemente, ¡el equilibrio no dura ni por unos años! La tercera trilogía muestra que la guerra continúa. Ahora todas las esperanzas quedan depositadas en Rey o en Kylo Ren.

¿Qué solución propone la Guerra de las Galaxias?

No podemos decirlo con certeza, pues la última película no ha salido todavía al momento de escribir este artículo; sin embargo, la suposición más común acerca del último episodio es que la paz se logrará cuando Kylo Ren (del lado oscuro) y Rey (del lado luminoso) abandonan las antiguas enemistades y unifican los dos lados de la fuerza en una nueva secta, los Skywalker, haciendo desaparecer de una vez por todas a los Sith y a los Jedi, trayendo así equilibrio duradero.

La verdadera guerra de las galaxias

La Guerra de las Galaxias es mucho más que una saga de emocionantes películas taquilleras. A su modo revelan algo acerca de la historia de la humanidad.

Sí existe una guerra de las galaxias.

Esta guerra se libra en el cielo y en el infierno, pero especialmente aquí sobre la tierra. En este pequeño planeta, escondido detrás de una pequeña estrella, en una pequeña galaxia, entre miles de millones de galaxias, se libra esa guerra. Se ha estado librando desde que Satanás se rebeló contra Dios, logrando que Adán y Eva fueran seducidos por el mal y cayeran en pecado. Esta guerra ya tiene un Vencedor, pues Cristo derrotó a Satanás y al pecado sobre la cruz. Ahora solamente anhelamos la venida de nuestro victorioso Señor.

El cristianismo y nuestros anhelos más profundos

Por la victoria de Cristo, el cristianismo ofrece respuestas a los anhelos más profundos del ser humano. Ante la insignificancia, la Biblia enseña que el destino del hombre no es el resultado del azar ni está controlado por una fuerza impersonal. El soberano, sabio y amoroso Dios personal del universo está dirigiendo todas las cosas para su máxima gloria y el máximo bien de sus hijos. El plan de redención que Dios está llevando a cabo transforma la insignificancia del hombre al involucrarle en ese plan y asegurarle que refleja la imagen de Dios. De esta forma puede ser parte de algo mucho más grande que él mismo: puede ser parte del extender el reino de Dios.

La cosmovisión bíblica nos enseña que incluso el mal y el sufrimiento no escapan la providencia de Dios. Los usa para su gloria y para perfeccionar a sus hijos a la imagen de Cristo. El mal no solamente será controlado, sino que será completamente eliminado al final de los tiempos. Para el cristiano, la muerte ya ha sido derrotada porque Jesús resucitó victorioso sobre ella. Cristo es el Salvador certero que ya ha derrotado al pecado y a la muerte. Yoda, Obi-Wan, Anakin y Luke fracasaron en establecer el anhelado “equilibrio”. Incluso cuando pensaron alcanzarlo, su éxito fue breve. Sospecho que los esfuerzos de Rey y Kylo Ren tampoco durarán. ¿Por qué? Porque el corazón de las criaturas es malvado. Siempre existirán seres que busquen el mal para satisfacer sus deseos. Solo cuando el corazón de las criaturas sea transformado se logrará eliminar el mal. Pero eso es lo que hace Cristo. Cristo es el Gran Salvador que supera a cualquier “jedi” o Skywalker. Su victoria en la cruz fue real y final. Todos los que creemos en Él disfrutamos su victoria en el presente y experimentaremos su gloriosa realidad por toda la eternidad.

CONCLUSIÓN

A diferencia de esta gran saga de películas, que son el resultado de la vívida imaginación de George Lucas, sí existe una verdadera Guerra de las Galaxias. En esta guerra, el destino de las almas eternas está en juego. Las películas de Star Wars (¡aunque me gustan!) son una pobre imitación de la mejor historia jamás contada, la historia de la redención en Cristo. Esta historia fue diseñada por nuestro Padre celestial que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. A diferencia de Darth Vader, Dios estuvo dispuesto a sacrificar a su Hijo por salvar a la humanidad. Ahora nosotros somos los gran beneficiados por esta hermosa historia de redención.

Si quieres ir a ver las películas, adelante. Pero asegúrate de dirigir tu mirada a la verdadera Guerra de las Galaxias. Recuerda qué es real. Identifica y rechaza las ideas religiosas que no son bíblicas. No pongas tus ojos en Anakin, Luke o Rey. Pon tus ojos en Cristo, aquel que realmente vino para traer “al mundo paz”.

¡Feliz Navidad!