Cuando el joven predicador llegó a este texto, sus ojos se llenaron de lágrimas. Estaba verdaderamente conmovido. Nos dijo: “¡Libros enteros se podrían escribir de este texto!”. Se trataba de Lucas 5:4: “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. Nos exhortó diciendo que esto era lo que necesitábamos en nuestras vidas: bogar mar adentro con Cristo. Olvidó decirnos el significado de la palabra “boga”, ya que ha caído en desuso, pero la palabra adquirió un significado hermoso, casi místico, que representaba nuestra comunión con Cristo. Una comunión íntima y profunda con Él.[1]

Aunque no tenía ni 18 años, había algo de la aplicación que me sonaba sospechoso. ¿Era ese el significado del versículo? ¿Me llamaba Cristo a “bogar” para estar cerca de Él?

La importancia de la interpretación

¿De dónde viene la interpretación alegórica en la iglesia? En gran parte se la debemos a Orígenes. Orígenes fue un teólogo que vivió en el siglo 2 y es conocido por su interpretación alegórica de las Escrituras. Una alegoría es “una narrativa que usa figuras y acciones simbólicas para sugerir significados ocultos detrás de las palabras literales del texto”.[2] Orígenes —al igual que otros de los Padres de la Iglesia como Justino Mártir, Clemente, Ireneo y Tertuliano[3]— interpretaba la Biblia usando este método, que tiene sus principios entre los griegos.[4]

Es importante notar que no todos los padres de la Iglesia interpretaban de manera alegórica. En los siglos III a V existían dos escuelas principales de interpretación. La alegórica, centrada en la ciudad de Alejandría (en Egipto), y la literal, centrada en Antioquía (en lo que hoy es Turquía). Algunos intérpretes de la escuela de Antioquía son Crisóstomo, Teodoro, y Teófilo.

Las razones por las que la interpretación alegórica triunfó en la iglesia medieval son varias, pero en gran parte se debe a Agustín de Hipona, nacido en África y pastor en el mismo continente, cuya teología e interpretación alegórica impactaron el mundo teológico antiguo.

A pesar de que los Reformadores rechazaron la interpretación alegórica como demasiado subjetiva, la alegoría se sigue usando y es popular en círculos evangélicos y fundamentales. Estoy convencido que el método histórico-gramático de interpretación y la predicación expositiva ayudan al intérprete bíblico a llegar al significado real del texto. El propósito de la predicación expositiva es predicar el punto del texto. Como nos dice Bryan Chapell, un buen sermón es aquel donde: “El significado del pasaje es el mensaje del sermón”.[5] Así que veamos Lucas 5:1-11 para ver cuál es el punto del texto, y así poder interpretar correctamente el versículo 4.

El método de la interpretación

El episodio de “boga mar adentro” sucede en el lago de Genesaret, en el tiempo en donde Cristo es sumamente popular (v.1). El Señor decide enseñar desde una barca,[6] pero a veces tenía que retirarse un poco de la orilla ya que la gente le oprimía (p. ej.: Mr. 3:9), como en esta ocasión. Cristo se sienta en la barca, la cual pertenece a Simón Pedro, y desde allí enseña a la gente (v.2).[7]

En el versículo 4 Cristo le manda a Pedro que bogue (ἐπανάγω, aoristo, activo, imperativo) mar adentro y les dice que echen (plural) las redes para pescar. Es importante notar que Cristo está usando una técnica que usa con regularidad: poner una situación o preguntar algo a sus discípulos con el propósito de probarlos.[8] Cristo ya sabía lo que Pedro diría: “Maestro,[9] toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado” (Lc. 5:5a); y sin embargo lo que sigue en su respuesta es impresionante: “mas en tu palabra echaré la red” (Lc. 5:5b). Leon Morris comenta que parece haber una exhortación implícita en las palabras de Pedro, y continúa:

La noche era el mejor tiempo para pescar, y Pedro quizá está sugiriendo que, cuando los expertos, al pescar a la hora indicada, no han pescado nada, no tiene sentido intentarlo cuando lo pide un carpintero. Si así es, entonces la disponibilidad de Pedro a actuar de acuerdo a la sugerencia de Cristo muestra que se ha dado cuenta que Su palabra no debe ser ignorada sin importar el tema.[10]

Lo que sucede a continuación es increíble: los peces son tantos que las redes se empiezan a romper (v.6) y tienen que pedir ayuda (v.7). Pero la ayuda no era suficiente porque ¡las barcas se hundían! ¿Cuántos peces se necesitan para hundir una barca? Muchos.

La reacción de Pedro en el versículo 8 es clave y nos ayudará a entender el propósito del pasaje. Hay tres cosas que Pedro hace: ver, caer, y decir. Pedro es testigo del milagro, y esto provoca en él una reacción: caer de rodillas ante Jesús. Esta reacción sin lugar a duda nos transporta a las reacciones de los santos ante Dios. La reacción de Abram, a sus noventa y nueve años, al escuchar la voz de Yahveh cuando se le apareció, fue postrarse y adorar (Gn. 17:3). Job, al reconocer la mano soberana de Dios en la muerte de su familia y pérdida de posesiones, se postró en adoración (Job 1:20-21).

Lo último que Pedro hace es hablar: “¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!”. Esto nos recuerda a Isaías, quien al ver la gloria de Yahveh se asustó tanto y estaba tan seguro de su muerte que pronuncia lo que parece un oráculo de maldición sobre sí mismo (Is. 6:5).[11] Es importante notar que Pedro ahora se refiere a Cristo como Señor (κύριος) y ya no como maestro (ἐπιστάτης).[12] Este es el título usado de Yahveh en la Septuaginta.[13] Pedro es un hombre que acaba de ser impactado de tal manera que no puede más que adorar. El versículo 9 nos revela que la razón por la cual Pedro reacciona de esta manera es que el temor se había apoderado de él y de los demás.

Los discípulos acaban de ser testigos del poder del Mesías, y la reacción de Pedro es ejemplar al postrarse en adoración. Es interesante que, aunque el Evangelio de Lucas enfatiza la humanidad de Cristo, aquí vemos inequívocamente su Divinidad.

Los versículos 10 y 11 nos muestran el desenlace y el propósito que tenía Cristo desde un principio: mostrar el poder de su Palabra y hacer discípulos. “No temas”, le dice a Pedro, “desde ahora serás pescador de hombres”. La reacción temerosa de Pedro es normal, y la respuesta de Cristo no es un regaño.[14]

¿Cuál es el final? “Dejándolo todo, le siguieron” (Lc. 5:11b). Cristo cumple su propósito. Su llamado es irresistible. Lucas enfatiza esta acción para que veamos la manera radical en la que los discípulos respondieron a Cristo.

La aplicación de la interpretación

Esta perícopa sigue la estructura normal del género narrativo. En el Acto I se nos presenta el escenario y los personajes. El escenario es el lago de Genesaret y la barca. Los personajes son Jesús, como quien va a realizar la acción principal; los discípulos, como participantes de la acción; y el gentío, como audiencia. Se nos muestra a Pedro haciendo lo que sabe hacer, en su área de confort, y a Cristo entrando en ella. Al comenzar el Acto II, Jesús le lanza a Pedro un mandato que lo saca de su comodidad: obedecer a un carpintero que le da instrucciones acerca de la pesca. El conflicto comienza con la leve duda de Pedro, pero de todas maneras decide obedecer, y esto nos lleva rumbo al clímax, con Pedro lanzando la red y: ¡Sorpresa! ¡La red se rompe! ¡La ayuda llega! ¡Los barcos se hunden! Y el clímax en sí es Pedro, el hombre fuerte, seguro de sí mismo, de carácter fuerte, cayendo de rodillas en completo temor, admitiendo que está frente a Alguien diferente; no tan solo un ἐπιστάτης (maestro), sino su κύριος  (Señor). En el Acto III llegamos al desenlace, en el que Cristo mira a este hombre y con unas breves palabras le cambia la vida no solo a él, sino a los demás discípulos también.

¡Qué pasaje tan hermoso! Al analizarlo nos damos cuenta que el propósito del pasaje es mostrarnos la poderosa palabra del Cristo-Dios,[15] a quien vemos cumpliendo la misión de reclutar discípulos para su Reino. Ese es el tema, por el cual corren otros subtemas importantes como la importancia de la fe o la respuesta de los hombres al poder divino de Cristo.

Si predicamos esto, estaremos haciendo justicia al pasaje, al propósito del escritor, y por ende al propósito de Dios al inspirar este texto.

Y esto nos regresa al versículo 4. ¿Por qué dice Cristo estas palabras? ¿Cuál era el propósito? ¿Cuál era su mensaje? En lugar de buscar un significado místico, debemos darnos cuenta que la razón es bastante sencilla. La palabra boga quiere decir “dejar la playa para entrar a mar abierto”.[16]

La razón por la cual Jesús le pide a Pedro que bogue mar adentro es porque no se puede pescar en la orilla. Tenían que adentrarse al mar para echar la red y pescar los peces.[17] Así de sencillo.

No está hablando de tener una comunión íntima con Cristo, aunque eso es bueno y cierto. Aunque predicar de la comunión íntima con Cristo basado en Lucas 5:4 puede traer muchas lágrimas, no se compara al poder de predicar lo que el texto, de hecho, dice.

Conclusión

Mirando atrás me doy cuenta que he cometido muchos errores como el de aquel joven predicador del que hablé al inicio. Sin embargo, mi propósito es desafiar a todos los que leemos la Palabra, y en especial a los que la predicamos, a no buscar lágrimas ni amenes, sino buscar ser fieles al texto. Si vienen las lágrimas de manera natural, son bienvenidas. Si se escuchan los amenes, gloria a Dios. Pero nada mejor y nada más emocionante que dejar hablar a Dios en nuestras predicaciones a través de su poderosa Palabra. Así que prediquemos lo que el texto dice, no lo que queremos que diga.


[1] No estoy diciendo nada en contra del carácter de dicho joven predicador. Estoy seguro que su motivación era la correcta, aunque su hermenéutica no.

[2] David Noel Freedman, ed., “Alegory”, Eerdman’s Dictionary of the Bible (Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 2000), mi trad. De aquí en adelante las citas que traduje serán marcadas con un *.

[3] Ibid.

[4] “La interpretación alegórica puede ser encontrada en los primeros Griegos que leyeron a Homero y otras de las epopeyas como alegorías” Chad Brand, et. all., editors, “Allegory”, Holman Bible Dictionary(Nashville, Tennessee: 2003), 10.*

[5] Christ-Centered Preaching (Grand Rapids: Baker Academic, 2005), 32.*

[6] Cristo hacía esto con cierta regularidad. Por ejemplo, ver Mt. 13:2; Mr. 4:1; Mr. 5:21.

[7] Aunque hoy en día acostumbramos enseñar de pié, sobre todo desde el púlpito, Cristo enseñó sentado en varias ocasiones (p. ej.: Mt. 5:1; Jn. 8:2).

[8] P. ej.: Lc. 9:13; Jn. 14:4.

[9] La palabra es ἐπιστάτης.

[10] Leon Morris, Luke: An Introduction and Commentary (TNTC 3; Downers Grove: InterVarsity Press, 1988), 133.*

[11] Los oráculos de maldición algunas veces comienzan con la palabra “ay”. El Señor Jesús lo usó varias veces en Mt. 11:21; Mt. 23:13-29; Lc. 6:24-26; Lc. 10:13; Lc. 11:42-52.

[12] “Él [Pedro] ahora usa kurie con el significado de divino Señor así como los apóstoles y luego la iglesia regularmente vinieron a llamar a Jesús. Es verdad, kurios era usado como un simple título de respeto como nuestro ‘mister’ o ‘sir’. Pero ese uso común no aplica aquí debido a las acciones de Pedro y el contraste con ‘hombre pecador’” R.C.H. Lenski, The Interpretation of St. Luke’s Gospel (The Wartburg Press, 1946), 282-83.*

[13] La expresión kurios o theos aparece más de 1,000 veces en la LXX.

[14] De hecho, “Estas palabras tranquilizadoras eran parte frecuente de una teofanía” Robert H. Stein, Luke (NAC 24; Nashville: Broadman Press, 2003), 170.* Stein cita los siguientes pasajes como ejemplo: Lc. 1:13, Lc. 1:30; Lc. 2:10; Lc. 8:50; Lc. 12:32; Hch. 18:9; Hch. 27:24. Lenski comenta que cuando el presente imperativo se usa de manera negativa tiene la connotación de que dicha acción no debe continuar (Lenski, 284).

[15] “Este es el propósito del milagro: una demostración ocular del invisible poder y éxito de la Palabra” Lenski, 276.*

[16] ἐπανάγω, BDAG, 358.

[17] Por supuesto, este mandato tiene un significado profundo. Pedro es el experto pescador, y han pasado toda la noche pescando sin éxito. El mandato de Cristo parece casi absurdo. Además, de acuerdo a Lenski, los peces se pescaban mejor no en lo profundo del mar sino en lugares no tan profundos, y no en el día sino en la noche (Lenski, 279). Veamos la traducción de LBLA: “Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar”. Esta traducción más llana ayuda a entender que el significado no es alegórico o místico, sino literal. “Boga mar adentro” suena más lírico, pero significa simplemente: “sal a la parte más profunda”.


Publicado originalmente en www.coalicionporelevangelio.org.