Parece que todos los jóvenes tienen un “crush”. Si tienes más de 35 años tal vez te preguntes qué es eso. No existe una definición “técnica”, pero de manera general es un término usado por los jóvenes y adolescentes para referirse a una persona de la cual estás enamorado, pero con la cual no tienes ninguna relación y tal vez nunca la tengas. Estoy seguro de que tú también tuviste un crush en tu juventud, aunque no le llamaras así.

Recuerdo a mi crush de la preparatoria. Durante 3 años, busqué la manera de compartir cualquier actividad con ella y, en realidad, tuvimos bonitos momentos. Entre todas las señoritas de la escuela, ella era especialmente jovial, amable, bonita, y ¡cristiana! Éramos amigos. Pero lo malo no era ser su amigo, sino que no podía ser más que su amigo. Estoy seguro de que sabes de qué hablo. Esa deprimente sensación de hablar con ella y que solo conteste “sí”, “bien”, o “qué bueno”; o la desesperación de encontrar la manera de empezar una conversación, pero no tener la seguridad para hacerlo.

Tristemente, muchos jóvenes sienten lo mismo hoy y, muchas veces, sus únicos consejeros son sus amigos. Si un chico está loco por Ariana Grande todos le dicen que su amor es imposible, y hasta él mismo lo reconoce. Sin embargo, si él se desvive por Fernanda, la chica del salón de al lado, entonces sus amigos le echan porras, y él sigue ilusionado.

La realidad es que muchos padres no aconsejan bíblicamente a sus hijos con respecto a su vida amorosa. Algunos nunca aconsejan a sus hijos, ya sea por temor de abrir una conversación o porque se les hace normal que se desvivan por su crush. Otros solo platican su experiencia, dando una mala dirección. De hecho, varios padres siguen por completo la corriente del mundo al guiar a sus hijos. Por ejemplo, hoy en día, el mundo quiere obligar a que todos despierten sus deseos sexuales muy pronto; entonces, dichos padres promueven que sus hijas de 9 o 10 años anden diciendo que les gusta tal o cual niño.

Sin embargo, ¿qué es lo que dice la Biblia?

¿Qué papel deberían tomar los padres en la vida amorosa de sus hijos?

En el libro de Proverbios, encontramos los consejos que un padre debería dar a su hijo con respecto a su vida amorosa. Por una parte, encontramos que advierte a su hijo de la “mujer extraña”. La describe como una mujer que habla dulcemente, pero su fin es amargo (Pr. 2:16; 5:3-6; 6:24; 7:5); que seduce al hombre para satisfacerlo sexualmente, acabando con su vida (Pr. 6:25-26); y que lo busca solo para alborotar sus sentimientos y pasiones (Pr. 7:10-13), arruinando su corazón (Pr. 7:25-27). En resumen, es una mujer que te aleja de Dios (Pr. 2:17).

Sin embargo, creo que ningún joven aceptaría que su papá le dijera que la chica que le gusta es una “mujer extraña”. Si le dijeras eso a tu hijo, seguramente te contestaría: “¡Tú ni siquiera la conoces, papá!”. Y, ¿sabes? Puede que tenga razón. Es por eso que Salomón, el padre que habla en Proverbios, no comienza su libro diciéndole a su hijo se aleje de la “mujer extraña”. Vez tras vez, llama su atención hacia aquello a lo que se tiene que acercar: “la sabiduría”.

Salomón comienza diciendo: Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre” (Pr. 1:8). La constante repetición de este concepto a lo largo del libro sugiere algo (Pr. 2:1; 3:1-3, 21; 4:1-4, 20; 5:1; 6:20; 7:1-3). ¿Qué sugiere? Que ya le ha dado esta instrucción. Entonces, el libro de Proverbios es el ruego de un padre a su hijo, pidiéndole que valore la instrucción que ya le ha dado. Ese es el gran problema: muchos padres esperan hasta la adolescencia para comenzar a instruir a sus hijos, cuando debían de haber encaminado sus vidas hacia Cristo desde su infancia (Pr. 22:6).

¿Quiere decir que ya no puedo hacer nada?

Si mi hijo es joven y no le di esa instrucción cuando era niño, ¿significa que todo está perdido? No precisamente. Pero no puedes comenzar pidiéndole que se aleje de la “mujer extraña”, como ya hemos dicho antes. Necesitas una relación de confianza con tu hijo que esté basada en buscar a Dios. Necesitas instruir a tu hijo a buscar en Dios su satisfacción.

Muchas veces, lo que un joven busca en una señorita es que sea la fuente de su satisfacción. Entonces, lo que tiene, realmente, es un ídolo. Permitir que otra persona o cosa que no sea Dios sea nuestra fuente de satisfacción es idolatría. Dios es el único que puede satisfacernos por completo (Col 2:10). Esta era la realidad del profeta Asaf, quien dijo:

 “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra(Sal. 73:25).

Pensar que es algo inocente que un joven tenga un crush es imprudente de nuestra parte como padres y guías espirituales. Nuestros jóvenes y adolescentes necesitan la guía de personas piadosas que los dirijan hacia Dios, ya que solo cerca de Dios hallarán la sabiduría y satisfacción que necesitan (Pr. 1:7).

No me malentiendas. No estoy diciendo que sea malo que tu hijo quiera amar y ser amado. La Biblia aprueba que gocemos la vida con la mujer que amamos (Ec. 9:9). A su vez, nos dice que saciar nuestra necesidad sexual con la mujer de nuestra juventud es hermoso a los ojos de Dios (Pr. 5:19-21). Pero esto es en el matrimonio, el único lugar donde un hombre y una mujer pueden ser, legítimamente, “una sola carne” (Gn. 2:24).

CONCLUSIÓN

Antes de querer instruir a tu hijo en el amor, busca instruirlo en la Palabra de Dios. Que Dios sea su satisfacción. No tiene nada de malo que tu hijo conviva con otras personas que le resulten interesantes o que tengan características afines a las suyas. De hecho, deberías animarlo a tener buenas y nuevas amistades. Puede ser una bonita experiencia, pero tu hijo necesita que le recuerdes que debe evitar la idolatría de un crush. No debe tener una amistad demasiado íntima con alguien del sexo opuesto a menos que tenga la intención bíblica del matrimonio. Y necesitas estar cerca para ayudarlo. Necesitas una verdadera relación con él.

 

POSDATA

  1. Cuida de todos tus hijos. Si Salomón hubiera escrito a su hija, hablaría del “hombre extraño”. Una mujer es distinta a un hombre, pero ambos necesitan ayuda de papá y mamá. También ellas suelen creer que un esposo las hará felices.
  2. El consejo puede fallar. Salomón escribió todo esto a su hijo y su hijo no escuchó la voz de su padre. Recibió el consejo del padre más sabio del mundo, pero Roboam fue un necio (1 R. 12:1-24). Así que, no te desanimes si no te escucha. Que escuche no depende de ti. Ora por él y pide a Dios que obre en su corazón.