Durante marzo de este año, dos eventos surgieron en Nuevo León casi a la par, pero uno muy distinto del otro. Mientras más de 6000 mujeres clamaban a Dios en un evento sin precedentes, otras se manifestaban en las calles, hartas de los abusos de los hombres.

La diferencia entre ambos grupos era su esperanza. Las manifestantes tenían su esperanza en la libertad del “patriarcado”. En contraste, las creyentes no cimentaron su dolor en el patriarcado, la diferencia de los géneros, o la lucha de hombres contra mujeres. Ellas entendieron que la razón de su dolor es el pecado. Su esperanza no estaba en el feminismo, sino en su Padre que las compró.

Si eres cristiana, sabes cuál de estas dos debería ser tu esperanza. Pero si estás casada, seguramente no parece muy claro que eso sea lo mejor. ¿Por qué aceptar esta esperanza y no luchar por tu causa? ¿Por qué someterte a tu marido? ¿Por qué si es un pecador que seguramente te lastimará?

La sumisión tampoco parecía la mejor opción para las lectoras de 1 Pedro. No tenían derechos. Siempre eran consideradas como menores de edad (estaban bajo la autoridad de su padre o de su marido). Muchas seguramente fueron abusadas, violentadas y abandonadas tanto física como emocionalmente. Y aun así, Pedro les dice que lo mejor que pueden hacer es someterse a sus esposos (1 P. 3:1-6).

Sin embargo, el deseo de Dios nunca ha sido que el varón violente a la mujer, ni tampoco se complace en su sufrimiento. En medio de este caos, la respuesta natural ante una injusticia es luchar por la justicia. ¡Jamás pensaríamos en la sumisión como una opción! En un mundo que promueve que la mujer no debe depender del varón, esta palabra suena algo retrógrada. Pero la Biblia nos enseña una perspectiva correcta sobre la sumisión. Dios en su Palabra dice que la sumisión no surge por la relación del hombre con la mujer. Es decir, no es una conclusión que sacamos al vernos a nosotros como seres humanos. El inicio de la sumisión está en el carácter eterno de Dios. Dios ejemplifica la sumisión dentro de las relaciones interpersonales de la Trinidad.

Quisiera darte dos razones por vivir en sumisión.

DIOS TRAE VIDA A TRAVÉS DE LA SUMISIÓN

La primera razón para someterte es el poder de la sumisión:

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas” (1 P. 3:1).

Mientras que el feminismo quiere cambiar la relación entre el hombre y la mujer por medio de la lucha, Dios recomienda otro método. Pedro muestra que la conducta y sumisión piadosa de la esposa es el instrumento más valioso que Dios usa para abrir el corazón del esposo al evangelio. Una actitud encantadora, amable y sumisa es la herramienta de evangelización más eficaz que tiene la esposa creyente (Pr. 31:26; Mt. 5:16, Fil. 2:15; Tit. 2:3-5).

¿Cómo es la sumisión transformadora que Dios utiliza?

“Estad sujetas a vuestros maridos […] considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1 P. 3:1-2).

La conducta casta y respetuosa no es la que hace creer que “la mujer es el cuello que dirige la cabeza”, ni tampoco se somete al varón porque sea buen esposo. Esta conducta se somete a pesar de que él no sea bueno o cristiano. Usted mantiene una conducta respetuosa hacia él sin reservas.

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 P. 3:3-4).

Además, la confianza no está en lo externo, sino en lo interno. Una mujer gasta entre $100,000 y $300,000 pesos en toda su vida en productos de belleza.[1] Esto no es pecado necesariamente, pero se convierte en pecado si inviertes en eso y no inviertes en la belleza interna. La belleza externa atrae lo externo del hombre, pero la interna atrae el corazón del hombre para guiarlo al evangelio. Ponte los adornos del evangelio, el exfoliante de la verdad de la Palabra, cuelga en tu cuello el adorno de la gratitud, vístete con el vestido de la paciencia, ponte las zapatillas de la humildad y, sobre todo, recuerda que eres una sierva de la gloria de Dios y no tu propia gloria.

REFLEJA LA ESPERANZA DEL EVANGELIO

Este cuadro de la feminidad puede sonar imposible en la práctica. Así que, quiero darte una herramienta que te puede sostener en medio de esos días desiertos en los que sientes que no te puedes someter: la esperanza en Dios. La mujer sumisa no pone su esperanza en su esposo, sino que su esperanza está en Dios (Pr. 31:25). John Piper lo dice de esta manera:

“Ella aleja su mirada de los problemas y las miserias y los obstáculos de la vida que hacen parecer al futuro inhóspito, y concentra su atención en el soberano poder y amor de Dios que reina en el cielo y hace en la tierra lo que le place. Ella conoce su Biblia, y conoce su teología de la soberanía de Dios, y ella conoce su promesa de que él estará con ella y la ayudará y fortalecerá no importa lo que pase”.[2]

La esperanza en Dios quita el temor. Pedro dice que las “santas mujeres” de otros tiempos “esperaban en Dios” (1 P. 3:5). Sara, la esposa de Abraham, es un ejemplo (1 P. 3:6a). Y luego se refiere a todas las mujeres cristianas y a sus hijas, diciendo: “de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza” (1 P. 3:6b).A pesar de los temores que pudieran existir al someterse a un hombre imperfecto, recuerda que tienes un Dios amoroso y poderoso que usará tu sumisión para tu santificación y la salvación de tu esposo.

CONCLUSIÓN

Hermana, sé que la idea de la sumisión puede parecer descabellada e ilógica, pero mientras lees estas líneas el Espíritu Santo te ha mostrado la verdad que por medio del Evangelio puedes arraigar tu esperanza en Dios y ser sumisa por su gracia, recordando que la sumisión es la tarea que Dios le ha dado a una esposa de honrar y afirmar el liderazgo de su esposo.

La mujer cristiana es una mujer libre, libre para someterse a su esposo, no importa si él es creyente o no, lo hace con toda libertad, no por temor sino confiando en la esperanza que su Padre amado le ha dado.


[1] Mint.com

[2] https://www.facebook.com/notes/las-cartas-de-magie/secretos-de-una-mujer-hermosa-sara/435975426348?comment_id=13474139&offset=0&total_comments=8