El día de ayer, México logró un triunfo histórico. El actual campeón del mundo, Alemania, cayó ante la selección mexicana uno por cero. Hirving Lozano le dio el triunfo a México con un golazo en el minuto 35 de la primera parte. El impacto fue tal que la celebración en la Ciudad de México ¡causó un sismo artificial![1] Y, como cristianos, también podemos celebrar la victoria. Gracias a Dios, tenemos la libertad de disfrutar todo lo que Él nos da (1 Ti. 4:3). Pero debemos entender por qué nos lo da.
Si leíste el artículo anterior, sabes que cada domingo declaramos nuestra más alta lealtad. Este domingo, quizá, tuviste que lidiar con ese problema en tu corazón (¡yo también!). Quedarse en casa para ver el partido era algo muy tentador. Y, uso la palabra tentador intencionalmente. Si faltaste a la iglesia para ver el partido, te animo a reconsiderar si eso fue lo mejor delante de Dios. Pasajes como Hebreos 10:25 podrían guiarte al considerarlo.
Sin embargo, si estás leyendo esto, es probable que hayas tomado la decisión de ser leal a tu Dios yendo a la iglesia. ¡Y me alegro por ti! Pero quisiera aclarar algo: México no ganó porque fuiste a la iglesia en lugar de quedarte a ver el partido en casa.
No sé tú, pero yo suelo pensar que Dios es bueno conmigo cuando yo le obedezco. Si leí mi Biblia hoy, si le di una “ayudita” a un necesitado, si le hice un favor a alguien, o si asisto fielmente a la iglesia me siento bien conmigo mismo. Siento que estoy cumpliendo con mi parte y, entonces, Dios tiene que cumplir con la suya. Quizás más de un cristiano fue a la iglesia ayer para evitar que Dios castigara a la selección por su infidelidad a su iglesia. Pero estas ideas están muy lejos de la enseñanza bíblica. Dios no es bueno contigo porque tú seas bueno. Dios es bueno contigo porque Él es bueno.
Notemos lo que la Biblia dice sobre el trato que Dios tiene (1) con los incrédulos y (2) con los cristianos.
¿POR QUÉ DIOS ES BUENO CON LOS INCRÉDULOS?
La Biblia enseña que, sin Cristo, tú eres malo y mereces ir al infierno. Esto ya lo sabes. Pasajes como Romanos 3 nos dicen que “no hay justo, ni aun uno” y que “no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Entonces, todo el mundo queda bajo el juicio de Dios (Ro. 3:19).
Pero Dios es bueno (Salmo 34:8). Entonces, Él “hace salir su sol sobre malos y buenos, y (…) hace llover sobre justos e injustos”. Sin importar quién seas. Dios es bueno contigo de muchas formas. De hecho, la muestra más clara de ello es que sigues con vida. Tu pecado te condena a morir, pero, en Cristo, Dios ha brindado a todos una oportunidad para recibir vida (Ro. 3:23; Ro. 11:32).
¿POR QUÉ DIOS ES BUENO CON LOS CRISTIANOS?
La Biblia enseña que, con Cristo, tú ya puedes ser bueno, ¡aunque por mérito propio, sigues mereciendo el infierno! Sí, en Cristo ya puedes ser bueno (Ef. 2:10). Pero eso no te hace merecedor de la bendición de Dios. Sino que, en Cristo, Dios ahora es especialmente bueno contigo. Romanos 8:28 es un texto muy conocido. Dios usa todo para tu bien, que significa ser más como Cristo (Ro. 8:29). Pero ¿por qué? ¿Porque eres bueno? No. Dios es bueno contigo solo porque te ama (Ro. 8:32; 8:38-39).
Entonces, ¿para qué obedecer? Obedecemos para agradecer las bondades de Dios, no para que Dios nos dé de sus bondades. Obedecer es un resultado necesario de haber recibido el amor de Dios. Dios te salva, brindándote su amor eterno en Cristo (Ef. 2:8-9; Ef. 1:3-5), y entonces tú decides amarlo a Él en respuesta (Ef. 2:10; 1 Jn. 4:19).
CUIDADO CON EL LEGALISMO
En la Ley de Moisés, Dios dijo que la prosperidad material, política y espiritual de la nación de Israel dependía de su obediencia. Si obedecían, Dios les daría bendición. Si pecaban, Dios mandaría maldición (Dt. 11:26-28). Pero esas condiciones del Antiguo Pacto desaparecieron en el Nuevo Pacto. Las maldiciones de la Ley ya no existen para nosotros porque “Cristo nos redimió de la maldición de la ley” (Gá. 3:13). Tristemente, muchos cristianos siguen con la mentalidad legalista del Antiguo Pacto: si me porto bien, Dios me tiene que bendecir. La realidad es que Dios ya me ha bendecido con toda bendición espiritual y me acepta por completo en el Amado (Ef. 1:3-6).
¿POR QUÉ GANÓ MÉXICO?
México ganó ayer porque, hayas ido o no a la iglesia, nuestro buen y soberano Dios así lo dispuso. Por supuesto, para los cristianos “fieles” en México, eso significó victoria. Para los cristianos “fieles” en Alemania, eso significó la derrota de su selección. Pero de algo podemos estar seguros: ¡Dios usó esto para nuestro bien! Quiso enseñarnos algo sobre la condición real de nuestro corazón y los ídolos que tenemos ahí escondidos. No te equivoques, que fueras o no fueras a la iglesia no cambió el resultado. ¿Debiste ir a la iglesia ayer? ¡Por supuesto! Pero no para ganarte el favor de Dios, sino para agradecerle que, en Cristo, Él ya te ha brindado su bondad eterna.
[1] “Gol de México vs Alemania ¿causó un sismo?”, Milenio.com, http://www.milenio.com/deportes/rusia-2018/gol-mexico-vs-alemania-causo-sismo (consultado el 17 de junio de 2017).
Andrés Constantino nació en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Actualmente, reside en el estado de Nuevo León, y estudia la licenciatura en Teología Pastoral en la Universidad Cristiana de las Américas. Disfruta servir en el ministerio de Palabra y Gracia.