Generalmente, todo pastor tiene algunas preguntas que busca contestar en la presencia de Dios y mediante la Palabra. Esta es una de ellas: “¿Qué voy a predicar?”. Parece que fuera obvio que el pastor de una iglesia conozca qué va a predicar cada domingo. Sin embargo, la dieta bíblica para una iglesia es un gran reto para la mayoría de los ministros. Muchos ministros incluso se preguntan si deberían planear o no un calendario de predicación.

En este artículo, quisiera compartirte por qué creo que sí deberías planearlo y algunos principios sobre cómo hacerlo.

Planear no es controlar

Hace tiempo, me enfrenté a una pregunta que me hizo dudar: “¿Estaré limitando la dirección del Espíritu Santo si planeo un calendario de predicación?”. Sin duda, me sentí osado con la idea de que YO determinaría lo que la iglesia escucharía cada domingo. Pero, con el tiempo, me di cuenta de que era un error pensar así. En 1 Pedro 4:11 encontré más de una respuesta:

“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

No es poca cosa hablar conforme a las palabras de Dios, y definitivamente esto requiere diligencia. Aquí algunos puntos que entendemos de este pasaje:

  • El calendario de predicación es la consecuencia de pasar tiempo delante de Dios y de su Palabra para conocer cuál es la dieta bíblica que Cristo quiere para su iglesia.
  • El calendario de predicación no es controlar, sino administrar lo que Dios ha dado en su Palabra para que enseñemos a su iglesia.
  • El calendario de predicación es ser guiado por el Espíritu Santo para la meta de enseñanza que Dios tiene para un periodo determinado.
  • El calendario de predicación no da una dirección bíblica para cada actividad, debido a que toda la vida de la iglesia está enraizada en la Palabra.

Muchas veces, la razón que escucho en contra del calendario de predicación es que “solo predican expositivamente”. A eso digo: “¡Sí, amén!”. Pero la predicación expositiva no está peleada con la planeación. Además, creo que la iglesia también necesita una predicación temática enraizada en la Palabra de Dios. ¿Cómo encontrar un balance en eso? Un calendario de predicación es una gran ayuda para encontrar una medida expositiva y temática sana, bíblica y audaz que provoque en la iglesia hambre de Cristo por medio de su Palabra.

El calendario de predicación me permite dar dirección a la vida de la iglesia, en sincronía y bajo la autoridad de la Escritura. Si voy a predicar sobre determinado libro, el calendario me lleva a preguntarme: ¿cómo está participando la iglesia en eso? Es decir, la iglesia no solo debe oír, sino que también debe responder a la Palabra. Así, sincronizo las actividades de acuerdo a lo que exponemos cada mes, para que los miembros participen de lo que Dios hace en la predicación. En ocasiones en Central Kids, los niños participan de una representación en el auditorio que anime a la iglesia y fortalezca la enseñanza, en adultos y pequeños. Para llegar a eso, la calendarización nos es útil.

Planear no es limitar

Por otro lado, quisiera aclarar que el calendario no debería ser algo rígido. Planear el calendario de predicación incluye ajustar el calendario de predicación. En el trascurso del año, cada domingo, ya sé qué libro, carta o evangelio voy a predicar. Sin embargo, Dios me guía a los ajustes que se requieran, lo cual incrementa mi dependencia y búsqueda de Él. Alguno ajustes pueden ser:

  • Ampliar la porción bíblica a exponer en determinado domingo.
  • Observar la respuesta de la iglesia a la Palabra, para detenerme haciendo énfasis en algo (para que les quede claro) o seguir adelante (si ya lo han comprendido).
  • Evaluar mi predicación con la reflexión acerca de si realmente estoy predicando teológica y doctrinalmente, para que eso produzca frutos en la iglesia.

Conclusión

Es mi deseo que, después de algunos años, en Iglesia Central (mi congregación) cada miembro pueda recordar con gozo lo que aprendió del Evangelio, cómo fue confrontado, animado y corregido por lo expuesto en la predicación. Siempre procuro poner delante de mí las palabras de Pablo a Timoteo (2 Tim. 4:1-2). Predicar involucra:

  • Exponer ampliamente lo que la Biblia enseña.
  • Insistir en el consejo de la Biblia a tiempo y fuera de tiempo.
  • Redargüir, reprender y exhortar con toda paciencia a través de la Biblia.

Así que, para exponer, insistir, redargüir, reprender y exhortar es fundamental planear un calendario de predicación. Para esto, es necesario ir con Cristo y preguntarle: “¿Señor, qué quieres enseñarle a tu iglesia este año? ¿Dónde debemos navegar en la profundidad de tu Palabra para aprender de ti?”.


Alex Díaz es el pastor de Iglesia Central, la cual está plantando en Cuernavaca, México. Es consejero y maestro de Biblia, está cursando una Maestría en Divinidad con énfasis en misiones y evangelismo en el Southern Baptist Theological Seminary; regularmente publica artículos para Coalición por el Evangelio, está casado desde hace 20 años con Ana Laura Sánchez, y tiene dos hijos adolescentes, Fernando y Elías.