En el artículo anterior, vimos lo que Moisés, Isaías y Jesús dicen sobre Génesis. En este artículo, veremos lo que Pablo, Pedro y Juan dicen en sus epístolas al respecto.
PABLO
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir” (Ro. 5:12-14).
“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Ro. 8:20-21).
La explicación sistemática de Pablo sobre la obra de Jesús en el libro de Romanos solo tiene sentido a la luz de un pecado real que trajo muerte y corrupción literales al mundo. Pablo explica el origen de esa corrupción al decir que Dios mismo sujetó su buena creación “a vanidad” en cierto punto de la historia. Esto significa que hubo un tiempo cuando la muerte no estaba en el mundo, y un tiempo cuando la creación no estaba bajo esclavitud de corrupción. Estas dos declaraciones también muestran que la idea de una “tierra vieja” o “evolución teísta” donde la muerte y la corrupción llenaron la tierra por miles de millones de años es históricamente imposible.
En lugar de eso, Pablo depende del registro de Génesis 1–3 como algo necesario para la razón por la que necesitamos redención. Lo afirma de nuevo en 1 Corintios:
“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Co. 15:21-22).
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva” (1 Ti. 2:11-13).
“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Co. 11:3).
Pablo usa el engaño histórico de Eva por la serpiente como un punto de referencia tanto para sus mandamientos en cuanto a la prohibición de la enseñanza para las mujeres como para advertir a los corintios que evitaran la tentación. Según Pablo, las acciones de Eva resultaron en consecuencias continuas para las mujeres.
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, […]. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, […]. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase” (He. 11:3-7).
Aunque hay diferencias de opinión sobre si Pablo escribió la epístola de los Hebreos, parece apropiado incluirla aquí. En esta instancia, el autor enlista una serie de eventos históricos y personas que sus lectores deberían usar para entender la naturaleza de la fe. Él continúa hablando de Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y muchos otros hombres y mujeres famosos. Es obvio que él los ve a todos ellos como personas reales con una fe real que podemos emular personalmente.
PEDRO Y JUAN
“Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua” (1 P. 3:20).
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 P. 3:3-7).
Pedro presenta la historia de Noé, el arca y la inundación en lugares prominentes de sus dos cortas epístolas. Él lo ve claramente como un evento clave en el mundo antiguo que simultáneamente demostró el juicio y la misericordia de Dios. Además, él dice que es un evento del que se mofarían aquellos que vivirían en los últimos días. Él observa que sería sabio admitir que realmente pasó; después de todo, el juicio vendrá de nuevo en el futuro, pero esta vez con fuego.
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años” (Ap. 20:1-2).
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Ap. 21:1-4).
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (Ap. 22:1-5).
Para terminar, observemos que los primeros capítulos de Génesis y los últimos capítulos de Apocalipsis forman un extraordinario “inclusio”, o una estructura literaria donde el inicio halla su reflejo al final.
Génesis 3: Caída del hombre por Satanás | Apocalipsis 20: Caída de Satanás por Jesús
Génesis 2: Matrimonio de Adán y Eva | Apocalipsis 21: Matrimonio de Cristo y la Iglesia
Génesis 1: Creación inicial| Apocalipsis 22: Nueva Creación
Es obvio cuántos paralelos hay entre el principio y el fin de la historia. Y Apocalipsis demuestra que la realidad histórica de Génesis es el patrón para la realidad histórica del mundo venidero. De cierto, de cierto, nada en la Biblia tiene sentido excepto a la luz de Génesis.
Por Thomas Purifoy Jr. Productor, escritor y director de Is Genesis History?
Publicado originalmente en www.isgenesishistory.com. Este artículo ha sido traducido y usado con permiso.