Por naturaleza, el hombre siente la necesidad de que Dios le perdone sus pecados y le salve de la condenación eterna. La gran pregunta es: ¿cómo puede ser salvo el hombre? En el primer artículo, contamos cómo el monje católico Martín Lutero buscó ser salvo siguiendo las enseñanzas de la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR). Cuando descubrió lo que la Biblia realmente enseña, Lutero fue declarado hereje.
En este artículo, quisiera explicar cómo el hombre puede ser salvo, según la doctrina errónea de la ICAR.
¿Cuál es enseñanza católica de la salvación?
Como la ICAR enseña una doctrina extremadamente compleja, utilizaremos un diagrama para facilitar nuestra comprensión.
Al leer el artículo, notará algunas referencias al diagrama. Todo lo que vea en subrayado y en negrita (así) viene en el diagrama.[1] Además, identificaremos los elementos del diagrama con una D y un número (p.ej., D1) para que lo pueda ubicar fácilmente.
Entonces, ¡manos a la obra!
Según la Iglesia Católica, toda persona nace en el estado de pecado (D1) porque es descendiente de Adán. Esta condición se llama pecado original. Si muere en el estado de pecado (D2), es condenada al infierno (D3).
¿Cómo puede una persona ser salva de esta condición?
JUSTIFICACIÓN GRADUAL
La salvación comienza mediante el bautismo (D4). Cuando una persona es bautizada, Dios lava sus pecados y le justifica (D4). Sin embargo, esta justificación no es definitiva. No le garantiza su entrada al cielo. No recibe la justicia perfecta de Cristo acreditada a su cuenta, sino que queda en una condición de inocencia. En el momento del bautismo, su alma recibe una infusión de gracia. De allí en adelante tiene que cooperar con la gracia divina para alcanzar la salvación final.
Normalmente, el católico pasará por su primera comunión y confirmación (D5), que le otorgarán un incremento de justicia (D6) en su ser. Este incremento de justicia le hace más propenso a hacer buenas obras, llevándole a cooperar con la gracia (D7) de Dios. ¿Cómo coopera con la gracia de Dios? Participando de los sacramentos (D8), haciendo buenas obras, rezando, confesando sus pecados, y haciendo una larga lista de actividades. Si el católico coopera con la gracia, sus buenas obras acumulan mérito (D9), que es necesario para pagar por sus pecados, e incrementa su justicia nuevamente. Dios está obligado a darle ese mérito para alcanzar vida eterna.[2]
El teólogo católico Ludwig Ott escribe lo siguiente:
“Es ordenado según la ley natural que, por el justo juicio de Dios, vida eterna es el pago por la obediencia a sus mandatos”.[3]
Entonces, este ciclo se va repitiendo toda la vida (D6-9): coopera con la gracia de Dios, hace buenas obras, y gana más mérito que incrementa la justicia de su ser.
DOS TIPOS DE PENA
Allí viene una pregunta: ¿Por qué necesita acumular mérito (D9)? ¿No fue justificado en su bautismo? No totalmente. El catolicismo cree en dos tipos de pena o condenación: (1) pena eterna (D10), que fue pagada en el momento de su bautismo, siendo justificado por la infusión de gracia; y (2) pena temporal (D11), que la justicia de Dios requiere que alguien la pague. Sin embargo, la obra de Jesús en la cruz no paga la pena temporal. El ser humano culpable u otro ser humano obrando a su favor tienen que pagar por esa pena temporal.[4] Este pago puede efectuarse en esta vida por medio de los sacramentos (D8), las buenas obras, o el sufrimiento terrenal. Si no se paga completamente en esta vida, tendrá que expiarse después de la muerte.
DOS TIPOS DE PECADOS
¿Qué sucede si el católico no coopera con la gracia de Dios (D7)? Depende del grado de su pecado. La Iglesia Católica divide los pecados en dos categorías: pecados mortales (D10) y pecados veniales (D11). Los pecados mortales son pecados graves, cometidos con intencionalidad y alevosía. Los pecados veniales son pecados menos importantes y pecados que son cometidos accidental o involuntariamente.[5]
¿Qué pasa si comete un pecado mortal? Se llama mortal porque le cuesta la vida: su vida espiritual. El pecador pierde su justificación —o salvación—. En ese momento, cae de gracia y regresa a su condición anterior a su bautismo; o sea, está en el estado del pecado (D1). Cuando el católico muere en esa condición (D2), va al infierno (D3) por toda la eternidad.
DOS TIPOS DE PENITENCIA
Después de caer en un pecado mortal (D10), la única vía para evitar la condenación eterna es el arrepentimiento y la participación de otro sacramento: el sacramento de la penitencia (D12), popularmente conocido como la confesión. Este sacramento libra al católico de la pena eterna, y le restaura su justificación. Sin embargo, esa justificación solamente resuelve su pena eterna. Así que, todavía tiene que realizar actos de penitencia (D13)[6] o satisfacción (ojo, no son lo mismo que el sacramento de penitencia o confesión) para pagar su pena temporal. Cuando el feligrés realiza los actos de penitencia que su sacerdote le impone, acumula mérito (D9) que expía la pena temporal de su pecado. Ahora, el católico entra de nuevo en el ciclo de cooperar con la gracia, acumular mérito, e incrementar su justicia para el juicio final.
Por esto son tan importantes las últimas exequias (los ritos finales de una persona que está a punto de morir). En ese momento, puede participar de los sacramentos de penitencia, la misa y la extremaunción. La confesión le permite regresar al estado de gracia, si hubiera caído de ella. Los otros dos sacramentos le dan una última dosis de gracia y mérito.
¿Qué pasa si comete un pecado venial (D11)? Al no ser tan grave, no pierde su justificación, pero sí acumula pena temporal. Por lo tanto, tiene que confesar su pecado y hacer actos de penitencia (D13) para acumular mérito y expiar la pena temporal de su pecado. El resto de su vida intenta acumular más mérito que pena temporal.
TRES DESTINOS
En el transcurso de la vida del católico, en cualquier momento que deje de cooperar con la gracia de Dios, puede perder su justificación y regresar al estado de pecado (D1). Muriendo en ese estado, va al infierno (D3).
Si llega a la muerte en el estado de gracia (D14), entonces pasa al juicio (D15). Allí se compara la cantidad de mérito que ha acumulado con la cantidad de pena temporal. Si todavía tiene pena temporal que expiar, va al purgatorio (D16), donde pasa años, décadas y, posiblemente, milenios expiando su pena temporal.[7] Cuando está en el purgatorio, sus familiares vivos pueden apresurar su salida haciendo obras meritorias a su favor.[8] Cuando haya terminado de expiar por sus pecados, Dios le da entrada al cielo (D17).
¿Qué pasa si durante su vida acumuló suficiente mérito para expiar toda su pena temporal? Entra directamente al cielo (D17). ¿Cuántas personas entran directo al cielo? Solamente los santos. De hecho, ni los papas tienen garantizada su entrada directa al cielo. Un papa solamente entra al cielo de manera directa si la iglesia lo ha reconocido como un santo.[9] Fíjate, ¡muchos papas no acumularon mérito suficiente para entrar directamente al cielo!
CONCLUSIÓN
Según el catolicismo, todo creyente es un peregrino que camina hacia la salvación, sin poder poseer la certeza de haberla alcanzado. Esa certeza solamente se puede tener en el juicio final.
Esta es la salvación según la Iglesia Católica.
Tristemente, sus enseñanzas sobre la salvación se alejan de la enseñanza bíblica. ¿Cómo es la salvación según la Biblia? Lo veremos en el siguiente artículo.
[1] Adapté este diagrama de James G. McCarthy, The Gospel According to Rome: Comparing Catholic Tradition and the Word of God (Eugene, Oregon: Harvest House, 1995), 96-97.
[2] “Bajo la moción del Espíritu Santo y de la caridad, podemos después merecer en favor nuestro y de los demás gracias útiles para nuestra santificación, para el crecimiento de la gracia y de la caridad, y para la obtención de la vida eterna. Los mismos bienes temporales, como la salud, la amistad, pueden ser merecidos…” (Catecismo de la Iglesia Católica [CIC], Artículo 2010).
[3] http://www.patheos.com/blogs/davearmstrong/2016/05/merit-clarification-of-the-catholic-doctrine.html#8IMKtUsYIfO2rQQy.99
[4] “Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó (cf Cc. de Trento: DS 1712). Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe ‘satisfacer’ de manera apropiada o ‘expiar’ sus pecados. Esta satisfacción se llama también ‘penitencia’” (CIC, 1459).
Además, la ICAR cree en el “tesoro de la Iglesia”, que es un banco de mérito espiritual donde se acumula el mérito de Cristo, la Virgen María y de los santos, que habiendo alcanzado salvación por mérito propio también lograron mérito suficiente para la salvación de otros (Papa Pablo VI, Indulgentiarum Doctrina, http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_constitutions/documents/hf_p-vi_apc_01011967_indulgentiarum-doctrina.html).
Finalmente, la ICAR enseña que las personas vivas pueden hacer actos de penitencia a favor de los difuntos que todavía sufren en el purgatorio. Además de la celebración de la eucaristía y oraciones, “la Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos” (CIC, 1032).
[5] La ICAR enseña que existen tentaciones que sobrepasan la capacidad humana de resistir. Cuando una persona comete estos pecados, son considerados veniales aunque sean pecados usualmente considerados como “graves”.
[6] La ICAR reconoce estos actos de penitencia: rezos, ayunos, auto-privación, limosnas, la aceptación de pruebas y las decepciones en la vida (CIC, 1460). Formas más extremas incluyen la flagelación, ponerse una camisa de cabello, cadenas puntiagudas, hacer un peregrinaje de rodillas o dormir sobre el piso duro y frío.
[7] “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” (CIC, 1030).
[8] “Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos. (…) Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos” (CIC, 1032).
[9] Cada año, en el aniversario de la muerte del Papa anterior, el Papa actual celebra una misa en favor de los dos papas anteriores porque se supone que todavía están en el purgatorio (a menos que la Iglesia los haya reconocido como santos, ya que estarían en el cielo).
EN UNA CONVERSACIÓN
alguien me dijo:
¿ Entonces, tú crees que la salvación se puede perder ?
yo le contesté con otra pregunta:
Si la salvación no se puede perder ¿Porqué, tú y yo evitamos blasfemar contra el Espíritu Santo? ¿qué piensas tú, de cuál sería la consecuencia si lo hiciéramos?
Si la salvación no se puede perder ¿por qué nadie se atreve a proferir palabras contra el Espíritu Santo?………
¿sabes por qué ninguno se atreve a TENTAR a Dios con semejante locura?
Porque saben perfectamente que perderían para siempre su salvación;
¿y dónde queda lo de: «salvo siempre salvo?
Es por eso, que: «salvo siempre salvo» es otra fábula más de maestros conforme a sus propias concupiscencias. (2 Timoteo 4:1-4)
Ella dijo:
¡Dios me libre de hacer eso!, y además el Espíritu Santo no lo va ha permitír.
Le dije:
El Espíritu Santo no nos lo impide, tenemos libre albedrío; lo que pasa es que tú y yo sabemos que si lo hacemos no tendremos jamás perdón de Dios y la consecuencia es la condenación eterna;
Y muchos (sin darse cuenta) ya han blasfemado del Espíritu Santo, cuando por envidia, soberbia y contumacia, lanzan improperios contra los hermanos que el Espíritu Santo usa, en sanidades, expulsión de demonios, milagros, profecías, hablar en lenguas, etc.
Me dijo:
La bíblia no dice que tenemos libre albedrío, Dios lo tiene todo predeterminado.
Le dije:
Si lo dice, lo que pasa es que tú no te das cuenta, pero lo dice de esta manera:
“Todas las cosas ME SON LÍCITAS, mas no todas convienen; todas las cosas ME SON LÍCITAS, mas yo NO ME DEJARÉ DOMINAR de ninguna” (1 Corintios 6:12)
“TODO ME ES LÍCITO, pero no todo conviene;TODO ME ES LÍCITO, pero no todo edifica” (1 Corintios 10:23).
En lo personal, esta es mi convicción:
“YO POR EL ESPÍRITU AGUARDO POR FE LA ESPERANZA DE LA JUSTICIA” (Gálatas 5:5)
YO JAMÁS ME JUSTIFICARÉ A MÍ MISMA, QUIEN ME JUZGA ES EL SEÑOR
(1Corintios 4:3-5) (Job 9:20)
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¿¿ SALVO SIEMPRE SALVO ??
LOS QUE DEFIENDEN la doctrina de que la salvación no se pierde, habrán tenido el testimonio del Espíritu Santo confirmándoles que son de los predestinados desde ántes de la fundación del mundo.
Porque ciertamente hay versículos en la bíblia que garantizan la salvación de los predestinados por Dios. Pero también sabemos, que hay predestinados para condenación (Judas 1:4) (2Pedro 2:3).
Y todos sabemos por las Escrituras, (de manera alegórica), que en una casa hay vasos de honra y vasos de deshonra (Romanos 9:19-24).
PERO LA BÍBLIA REGISTRA QUE:
DIOS “SUJETÓ A TODOS EN DESOBEDIENCIA”, para ”TENER MISERICORDIA DE TODOS” (Romanos 11:32), esto incluye a los salvos por predestinación.
Todos necesitamos del arrepentimiento para salvación (Lucas 13:1-5); y todos dependemos de la fe, vivencia y obediencia) (Apocalipsis 7:9, 13-17).
DIOS DIJO:
“Porque NO QUIERO LA MUERTE DEL QUE MUERE, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis” (Ezequiel 18:32)
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO DIJO:
“ASÍ, NO ES LA VOLUNTAD DE NUESTRO PADRE que está en los cielos, QUE SE PIERDA uno de estos pequeños” (Mateo 18:14)
EL APÓSTOL PABLO DIJO DE DIOS:
«el cual QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SEAN SALVOS y vengan al conocimiento de la verdad» (1Timoteo 2:4).
Y EL APÓSTOL PEDRO ESCRIBIÓ:
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, NO QUERIENDO QUE “NINGUNO” PEREZCA, SINO QUE “TODOS” PROCEDAN AL ARREPENTIMIENTO” (2 Pedro 3:9)
Fíjese, que dice: “Que Dios Sujetó a todos en desobediencia”, .. y después .. “Para tener misericordia de todos”, .. luego, .. “No quiero la muerte del que muere”, .. y .. “No es la voluntad de mi Padre, que se pierda uno de estos pequeños”, .. también …. «Quiere que todos los hombres sean salvos». …. y por último, .. “No queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”; .. esto incluye a los predestinados (Romanos 11:32).
TOMANDO COMO BASE estos versículos anteriores, consideremos el siguiente ejemplo hipotético:
Supongamos que de veinte (20) personas, solo cinco (5) serán salvas (predestinados), las quince (15) restante se perderán; (acuérdence que estamos haciendo un ejemplo hipotético)
¿Cómo puede Dios, decirles a las quince (15) perdidas: “No quiero que ustedes se pierdan, arrepiéntance”? (Ezequiel 18:32) (2Pedro 3:9) (1Timoteo 2:4). etc…..
¿No sería considerado esto como una hipocresía por parte de Dios?, puesto que Él sabe que solo cinco (por predestinación) se salvarán; entonces, ¿por qué ínsta a las demás a que se arrepientan, porque Él no quiere que se pierdan, sino, que sean salvas?
Si la salvación no está condicionada al hombre sino a Dios, … ENTONCES …
¿DE QUIÉN DEPENDE LA PERDICIÓN? ¿del hombre? … ¿o de Dios?
Porque ¿quién ha resistido a su VOLUNTAD? (Romanos 9:11-24);
porque ¿quién hizo los vasos de ira y de deshonra? (Romanos 9:22);
porque ¿quién es el que produce el querer como el hacer? (Filipenses 2:13);
porque ¿quién es el que mata , y el que da vida; que hace descender y que hace subír? (1 Samuel 2:6) (Mateo 10:28);
porque ¿quién estorbará lo que Él hace? (Isaías 43:13)
ENTONCES:
¿Por qué razón, Dios, siendo soberano, dice: “NO QUIERO QUE “NINGUNO” PEREZCA, SINO QUE “TODOS” “TODOS” “TODOS” PROCEDAN AL ARREPENTIMIENTO”? (2 Pedro 3:9); Y QUE TODOS SEAN SALVOS (1Timoteo 2:4)
¡¡ HERMANOS ESTO NO PUEDE SER ASÍ; DIOS NO PUEDE SER TENTADO !!
(Éxodo 17:2) (Mateo 4:1; 4:7; 22:18) (Santiago 1:13) (Hebreos 3:8-9) (Salmos 95:9) (Marcos 12:15) (Lucas 4:12; 20:23) (Hechos 15:10) (Deuteronomio 6:16).
EL ALMA QUE PECARE ESA MORIRÁ (Ezequiel 18:4,20)
HE OIDO DECÍR a los que sostienen la doctrina de Salvo Siempre Salvo (SSS), que los que se pierden es porque nunca fueron salvos, porque la salvación no está condicionada al hombre, sino que es un Don de Dios, sellado por el Espíritu Santo. Y USAN como base (sin ellos saberlo) los versículos que precísamente se refieren a los predestinados (Romanos 8:29-39) (Juan 10:27-29) etc. etc.
PERO VUELVO Y REITERO: Los destinados para salvación no se perderán jamás (aunque estén plagados de tribulaciones: Hechos 20:18-24). Y los destinados para condenación no se salvarán jamás (Judas 1:4). PORQUE LOS DESTINADOS PARA CONDENACIÓN JAMÁS SON PARTÍCIPES DEL ESPÍRITU SANTO (Judas 1:19).
PERO LOS (NO) DESTINADOS (que son la gran, gran, gran mayoría) aunque sean PARTÍCIPES DEL ESPÍRITU SANTO, tendrán que mantener la fe para preservación del alma; de lo contrario perderían su salvación (Hebreos 6:4-6; 10:39)
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO DIJO:
“No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio (Juan 7:24); Nuestro Señor Jesucristo, nos motiva a escudriñar, meditar y evaluar las cosas para obtener resultados más explícitos y evidentes.
En la cita bíblica de: Hebreos 6:4-6, haremos un análizis del texto, con la finalidad de mostrar que la doctrina de SSS, (mal canalizada por muchos), tiende a que la libertad que tenemos en Cristo Jesús, sea usada por muchos, como pretexto para hacer lo malo (libertinaje), Y VIENEN A SER TROPEZADERO PARA LOS DÉBILES EN LA FE (1Corintios 8:9-11) (Romanos 14:15) (1Pedro 2:16) (Gálatas 5:13) (Santiago 2:12) etc. etc.
HEBREOS 6:4-6
-Porque ES IMPOSIBLE que los que UNA VEZ FUERON ILUMINADOS y gustaron del DON CELESTIAL, Y FUERON HECHOS PARTÍCIPES DEL ESPÍRITU SANTO, y asimismo GUSTARON DE LA BUENA PALABRA DE DIOS y los PODERES DEL SIGLO VENIDERO, Y RECAYERON, SEAN OTRA VEZ RENOVADOS PARA ARREPENTIMIENTO, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
DEDUCCIONES QUE SACAMOS DE ESTE VERSÍCULO
1). Se trata de una advertencia dirigida a todos los creyentes; es una de las tantas amonestaciones que Dios a manifiestado atravez de su palabra; Dios en todas las épocas, siempre a advertido al hombre de las consecuencias que trae el pecado y la desobediencia;
Ejemplos:
(Ezequiel 18:24-30) (2 Reyes 17:13) (Zacarías 3:6) (Salmos 125:5) (Mateo 5:29-30; 16:25; 18:14) (Gálatas 5:16-21) (2 Corintios 13:6-8) (1 Tesalonicenses 5:6-11) (Números 16:26) (Josué 6:18) (Isaías 52:11) (Jeremías 17:13) (Sofonías 1:6) (2 Corintios 6:17; 11:29) (1Corintios 6:9-20) (2 Pedro 2:1-22) (2Samuel 12:9) (1 Reyes 16:19) (Romanos 2:4-16; 13:2; 14:15) (1Timoteo 1:9-10) etc. etc.
2). No se refiere a los destinados para salvación, ni tampoco a los destinados para perdición, porque los destinados para condenación jamás son partícipes del Espíritu Santo (Judas 1:19).
3). Se observa que FUERON ILUMINADOS por la Luz de Cristo (la Luz verdadera); La Luz de Dios en la faz de Jesucristo (Hebreos 10:32) (Isaías 2:5; 5:20; 60:19) (Salmos 4:6; 36:9; 44:3; 56:13; 89:15; 90:8; 90:17) (Proverbios 4:18) (Daniel 2:22) (Mateo 17:2) (Juan 1:4,7,8,9; 3:19; 8:12; 12:35,36,46) (Hechos 22:9,11; 26:18) (Romanos 13:12) (2 Corintios 4:4,6; 6:14) (Efesios 5:13-14) (1 Juan 2:8-10) etc. etc.
4). Dice que GUSTARON DEL DON CELESTIAL, osea, participaron del llamamiento celestial, recibieron el Don de la justicia, el Don de la fe, (porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es Don de Dios), el Don inefable de Dios: (Hechos 2:38; 10:45; 11:17) (Romanos 5:15-17) (2 Corintios 9:15) (Efesios 2:8) (Hebreos 3:1) (Santiago 1:17) (1 Pedro 4:10) etc. etc.
5). Dice que fueron hechos PARTÍCIPES DEL ESPÍRITU SANTO, lo cual demuestra que recibieron el Espíritu Santo de Dios; por lo tanto partíciparon de algun don del Espíritu (1Corintios 12:7-11);
y a la vez estaban sellados con las arras del Espíritu (2 Corintios 1:22; 5:5).
6). Sexto: dice que GUSTARON LA BUENA PALABRA DE DIOS, osea, participaban de la predicación del evangelio; la doctrina de Cristo, la comunión, el pan, las oraciones, ayunos y la esperanza en la gloria, los poderes y las bendiciones de la vida eterna en el siglo venidero (Marcos 10:30) (Lucas 18:30) (1 Tesalonicenses 2:13) (Lucas 8:11; 11:28) (Hechos 8:14; 11:1; 13:7; 17:13; 18:11) (Romanos 10:17) (Efesios 6:17) (Colosenses 1:25) (Hebreos 4:12; 13:7) (1 Pedro 1:23) (Hechos 2:41-47). etc. etc.
CONCLUSIÓN
SI LA SALVACIÓN no está condicionada al hombre sino a Dios, y su garantía está autenticada por la presencia y llenura del Espíritu Santo en la persona;
¿CÓMO ES POSIBLE QUE HEBREOS 6:4-6 CONTRADICE ESTA AFIRMACIÓN?.
Se supone que no deberían perderse, puesto que fueron hechos partícipes del Espíritu de Dios.
Si la salvación no está condicionada al hombre sino de Dios, .. ENTONCES …
¿DE QUIÉN DEPENDE LA PERDICIÓN? ¿del hombre? … ¿o de Dios?
¿Por qué Dios dice?: “NO QUIERO QUE “NINGUNO” PEREZCA, SINO QUE “TODOS” «TODOS» «TODOS» PROCEDAN AL ARREPENTIMIENTO”? (2 Pedro 3:9) y EL CUAL QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SEAN SALVOS (1Timoteo 2:4)
¿ACASO SE EQUIVOCÓ DIOS?
Porque ciertamente hay versículos en la bíblia que garantizan la salvación de los predestinados (pero solo Dios sabe quiénes son (2Timoteo 2:19), y aquellos a quien el Espiritu Santo se lo ha confirmado)
PERO HOY (en días de apostasia) MUCHOS LÍDERES Y PASTORES CORROMPEN LA SANA DOCTRINA, atribuyéndose para sí mísmos, justificándose ellos mismos (sin la menor confirmación del Espíritu Santo) los versículos referente a los predestinados, TRASTORNANDO la libertad y la Fe de los débiles.
LA DOCTRINA DE SSS, (mal canalizada por muchos), tiende a que la libertad que tenemos en Cristo Jesús, sea usada como pretexto para hacer lo malo (libertinaje), Y VIENEN A SER TROPEZADERO PARA LOS DÉBILES EN LA FE (1Corintios 8:9) (Romanos 14:15) (1Pedro 2:16) (Gálatas 5:13) (Santiago 2:12) etc. etc.
NO SE EQUIVOQUEN; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Velad debidamente, Y NO PEQUÉIS; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo (1Corintios 15:33-34)
PORQUE ESCRITO ESTÁ: Sed santos, “PORQUE YO SOY SANTO”. (1 Pedro 1:16)
ASÍ QUE, EL QUE PIENZA ESTAR FIRME, MIRE QUE NO CAIGA (1Corintios 10:12).
¡¡¡ A DIOS SEA SIEMPRE TODA LA GLORIA !!!