En el Washington Post,se publicó un artículo en inglés que afirma: “las celdas de aislamiento son formas de tortura psicológica prolongada”. Tanto así que las Naciones Unidas han prohibido esta clase de tortura, considerándola inhumana. Aislar a una persona de cualquier contacto con otra persona por más de 15 días es un acto desalmado.

Pero, cristiano, ¿acaso no es lo mismo el aislarte de la comunión con otros cristianos? ¿Estás en una tortuosa celda de aislamiento espiritual? ¿Te estás torturando a ti mismo?

¿Por qué noS AISLAMOS DE LA COMUNIÓN REGULAR CON OTROS CRISTIANOS?

1. Conflictos en la iglesia.

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Jn. 13:35).

Estando compuesta de pecadores, siempre habrá conflictos en la iglesia. Esto lleva a algunos a perderse la adoración y comunión con otros cristianos. Pero Dios nos ha dado la solución a este problema: una confrontación mansa, una confesión honesta y un perdón humilde (Mt. 18:15-22; 1 P. 4:8).

2. Pecado en nuestra vida.

“Si andamos en luz (…) tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn. 1:7).

La vergüenza por el pecado nos aísla. Pero, si insistimos en esconder el pecado en vez de confesarlo, no tendremos comunión con Dios ni con otros. El pecado sí es vergonzoso. Pero la sangre de Jesucristo nos libera de toda culpa. Al recordar el sacrificio que ganó nuestro perdón, podemos congregarnos sabiéndonos aceptos delante del Padre y de su iglesia.  

3. Una fe falsa.

“Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí” (Mt. 15:8).

Es fácil aparentar que eres cristiano. Es fácil hablar como cristiano. Pero los verdaderos cristianos desean congregarse continuamente. Un cristiano sabe que es salvo porque ama a sus hermanos (1 Jn. 3:14). Si no quieres ni ver a “tu familia en Cristo”, ¿será que eres parte de ella en realidad? Quizá disfrutas chismear y odias bendecir. Te encantan las películas de inmoralidad o de terror, y no puedes soportar escuchar la Palabra de Dios. Disfrutas cantar las canciones de moda, pero no te gusta alabar a Dios en la iglesia. Pasas horas hablando con tus amigos, y nunca apartas tiempo para orar. ¿Quieres saber que has pasado de muerte a vida? ¡Ama a tus hermanos y asiste a la iglesia!  

4. Ignorancia.

Tal vez, simplemente no priorizamos la comunión con otros hermanos porque no reconocemos su valor y nuestra necesidad. Por eso, a continuación enlistaré las razones por las que la Biblia nos anima a una comunión regular con Dios y con otros cristianos.

¿POR QUÉ necesitamos LA COMUNIÓN REGULAR CON OTROS CRISTIANOS?

1. Jesús murió para que pudiéramos congregarnos.

“Así que amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús” (He. 10:19 NTV).

Está invitación es plural, no singular. Por supuesto, podemos entrar en la presencia de Dios individualmente. Y es muy especial compartir tiempo a solas con nuestro Padre celestial. Pero estar a solas con tu Padre sin estar nunca con el resto de la familia no es el plan de Dios.

Entrar en la presencia de Dios fue algo que los judíos nunca pudieron hacer. El Sumo Sacerdote entraba a solas, una sola vez al año. Por eso, reunirse con otros hermanos en la presencia de Dios es la bendición de llegar “al monte Sión, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo” (He. 12:22). Por la sangre del Hijo de Dios, gozamos el entrar directamente a la presencia de Dios como pueblo. La Biblia presenta la adoración comunitaria como un privilegio.

2. Necesitamos congregarnos para mantenernos firmes en la fe.

“Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa” (He. 10:23 NTV).

Las tentaciones y las dificultades nos alejan de Dios. ¿Cómo te sientes cuando sufres a solas? Al luchar solo y ser vencido contra tus tentaciones, ¿te has terminado preguntando si tu fe es verdadera? Quizá no estás utilizando todos los recursos que Dios te ha dado para vivir en este mundo. Tal vez, te estás aislando espiritualmente.

Incluso en el Antiguo Testamento se reconoce la importancia de la vida comunitaria. El salmista dice: “Traté de entender por qué los malvados prosperan ¡Pero qué tarea tan difícil! Entonces entré en tu santuario, oh Dios, y por fin entendí el destino de los perversos” (Sal. 73:16-17 NTV). Al escuchar a Dios en su Palabra, al hablar con Dios en oración y al alabarle en comunión con otros cristianos, nos fortalecemos mutuamente. Congregarnos nos ayuda cuando las olas de las dificultades abaten nuestras almas.

3. Necesitamos congregarnos para crecer en santidad.

“Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones” (He. 10:24 NTV).

En un mundo donde el pecado nos ha corrompido, es difícil mantener la motivación de amar a Dios amando a los demás. Una razón por la cual los cristianos nos reunimos es para “pensar en maneras de motivarnos”. Dios nos ha hecho seres creativos con el fin de animarnos a amar a otros como Jesús nos amó.

En la iglesia debemos cultivar maneras de motivarnos a crecer en santidad. Por eso, Pablo dice: “Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido. Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él” (Col. 3:16-17 NTV).

4. Necesitamos congregarnos porque Jesús regresará pronto.

“… no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca” (He. 10:25 NTV).

Ya ha pasado mucho tiempo desde que Jesús ascendió al cielo. Es fácil que nos olvidemos de que Él puede regresar en cualquier momento. Él regresará a tomar “venganza” (He. 10:30). Él vendrá a juzgar y “¡es algo aterrador caer en manos del Dios vivo!” (He. 10:31). ¿Por qué mencionar esto? Porque Jesús contó varias historias de personas que no estaban preparadas para su regreso. Y, aunque nosotros creemos que la salvación no se puede perder, la Biblia también enseña que la fe verdadera es activa y no apática. Si alguien no desea congregarse, puede estar evidenciando su falta de fe en el regreso de Jesús.

CONCLUSIÓN

Como cristianos, necesitamos apreciar el gran privilegio y nuestra gran necesidad de congregarnos. Debemos dejar de torturarnos espiritualmente al vivir aislados de nuestros hermanos en Cristo. Tenemos que dejar de luchar contra Satanás sin nuestra familia en Cristo. Ningún creyente vive una vida más santa por haber dejado de congregarse y adorar a Dios con otros cristianos. ¡Dios nos ha bendecido con un ejército cristiano! Si disfrutas tu tiempo a solas con Dios, ¡cuánto más podrás experimentar ese gozo adorando a Dios con tus hermanos en Cristo!