En el artículo anterior, afirmamos que, aunque la Biblia es la principal vía de revelación divina, casi todos aceptamos que Dios puede guiar a alguien mediante impresiones subjetivas. Por supuesto, debemos tener cuidado con esto, ya que es difícil identificar si estas realmente vienen de Dios o no. Y nunca deberían sobreponerse a la Palabra de Dios, “la palabra profética más segura” (2 P. 1:19-21). Pero ¿podríamos llamar a la dirección subjetiva de Dios una “profecía menos segura”? ¿Realmente existe tal cosa? Algunos de los continuistas más responsables como Wayne Grudem o John Piper afirmarían que sí. ¿Qué dice la Biblia al respecto?
¿LA BIBLIA ENSEÑA UNA “PROFECÍA MENOS SEGURA”?
1 Tesalonicenses 5 es un pasaje clave (quizá el pasaje clave) que los continuistas usan para decir que la Biblia enseña la profecía falible.
“No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” (1 Ts 5:19-22).
En la conclusión de tres artículos que retan la interpretación continuacionista de pasajes como este, MacArthur dice que los continuistas redefinen la palabra profética de Dios “según presuposiciones continuacionistas”.[1]
¿Qué presuposiciones rigen la interpretación continuista de 1 Tesalonicenses 5?
PRIMERA PRESUPOSICIÓN: NO MENOSPRECIAR
Por ejemplo, Grudem presupone: “Si los tesalonicenses hubieran pensado que la profecía se equiparaba a la Palabra de Dios en autoridad, [Pablo] nunca habría tenido que decir a los tesalonicenses que no la despreciaran”.[2]
Sin embargo, está presuposición contradice lo que Pablo dice de la Iglesia:
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Ti. 4:3-4).
Tristemente, la presuposición de Grudem es incorrecta, puesto que aun los cristianos —como tú y yo— tendemos a despreciar la “profecía más segura”, una profecía que sabemos que es la misma Palabra de Dios (2 P. 1:19-21). Sabemos esto porque Pablo escribe esto justo después de afirmar que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Ti. 3:16-17). Pablo le dice a Timoteo que predique la Palabra (2 Ti. 4:1-2) aunque las personas, que saben que es la Palabra de Dios, no la quieren aceptar (2 Ti. 4:3-4). Aunque quisiéramos creer lo mejor sobre las iglesias del Nuevo Testamento y sobre las iglesias de nuestros días, la realidad es que sí necesitamos que nos recuerden que no debemos menospreciar la Palabra de Dios.
SEGUNDA PRESUPOSICIÓN: NO EXAMINAR
Los teólogos continuistas presuponen que la Biblia afirma que nadie debe examinar una profecía que viene de Dios. Piper, entre otros continuistas, afirma esta idea de que la Palabra de Dios nunca debería ser evaluada.[3]
Sin embargo, existen por lo menos dos ejemplos bíblicos que contradicen esta presuposición.
En el Antiguo Testamento, pasajes como Deuteronomio 13:1-5 y 18:20-22 indican que el pueblo de Dios no sabrá de inmediato si un profeta viene de Dios. En Deuteronomio 18:21-22, se afirma que debía considerarse que un profeta venía de parte de Dios solo si sus profecías se cumplían (si eran infalibles). Deuteronomio 13:1-5 va más allá. Dice que, aunque las profecías que dice un profeta se cumplan, solo debía considerarse un profeta de Dios si sus enseñanzas iban de acuerdo con las Escrituras (las profecías previas ya verificadas).
Así que, estos pasajes indican dos criterios por los cuales los profetas debían de evaluar a otros supuestos profetas: las profecías debían ser infalibles y debían concordar con profecía previa.
En el Nuevo Testamento, se elogia a la congregación de Berea por evaluar bíblicamente el mensaje de Pablo. Aunque Pablo era apóstol y no enseñaba herejía, su enseñanza debía ser evaluada.
Entonces, el argumento de Grudem y Piper de que un profeta hablando con la autoridad perfecta de Dios nunca debe ser evaluado no concuerda con la evidencia del Antiguo ni del Nuevo Testamento.
TERCERA PRESUPOSICIÓN: CONTEXTO HISTÓRICO
Los continuistas presuponen que, cuando Pablo escribe 1 Tesalonicenses 5:19-22 a la iglesia de Tesalónica, la profecía falible estaba presente en las iglesias.
Esto es un grave problema. Debemos recordar que 1 Tesalonicenses fue uno de los primeros libros del Nuevo Testamento en ser escrito (posiblemente el segundo).[4] En la ausencia del Nuevo Testamento completo y la presencia física de los apóstoles (porque no podían estar en todas las iglesias al mismo tiempo), ¿qué fue la autoridad de la iglesia? Es decir, ¿cómo determinaban qué profecía seguir y cuál no? Los continuistas afirman que para este momento el Espíritu Santo solamente daba impresiones falibles a los profetas. Esto dejaría a la Iglesia sin dirección. Si existía profecía falible en el primer siglo, ¿cómo supieron qué profecías preservar como parte de la Biblia y cuáles no? Lo más razonable es concluir que el infalible Espíritu Santo solamente daba profecías infalibles durante este período de tiempo.
CUARTA PRESUPOSICIÓN: CONTEXTO LITERARIO
Grudem dice que el Nuevo Testamento nunca dice lo que uno debe hacer con falsas profecías. Por ello, una persona que da una profecía errónea puede continuar en la iglesia sin consecuencias.
Pero, para sostener su postura, tiene que omitir 1 Tesalonicenses 5:22 o separarlo de 1 Tesalonicenses 5:21. En su tesis doctoral, cuando explica este pasaje, Grudem no comenta nada sobre el versículo 22. Posteriormente, expresó que opina (mejor dicho: presupone) que Pablo cambia de tema en el versículo 22 para hablar de la maldad en general y ya no de la profecía.[5]
Sin embargo, es difícil creer que Pablo escribiera: “Evalúen toda profecía. Acepten lo bueno. Y, ahora, cambiando totalmente de tema, absténganse de lo malo”. El contexto indica que debían abstenerse (o separarse) de personas que traían profecías falsas. La iglesia no debe permitir que profeticen simplemente porque son humanos y pueden fallar al dar un mensaje de parte de Dios. No, Pablo dice que debemos separarnos de estas personas.
Esto sería coherente con lo que enseña el Antiguo Testamento. Deuteronomio 13 y 18 hablan de apedrear a los falsos profetas cuya doctrina era errónea o cuyas sus profecías no se cumplían.
Piper habla de la palabra traducida “absteneos” como “dejar a un lado”. Dice que el versículo significa que “debes retener lo bueno y dejar a un lado lo demás”. Pero el significado de la palabra “absteneos” tiene un significado distinto. Esta palabra aparece en el capítulo anterior. La palabra “absteneos” de 5:22 se traduce “apartéis” en 1 Tesalonicenses 4:3. Entonces, así como Pablo hace un contraste entre la santidad y la fornicación (1 Ts. 4:3), él contrasta la buena profecía —la profecía más segura— y la mala profecía —cualquier otra profecía, como la “menos segura”—. Debemos de evitar rotundamente la mala profecía, así como evitamos la fornicación.
Según los continuistas, ¿qué debe suceder en la iglesia cuando alguien da una “profecía menos segura” que no se cumple? Afirman que esta persona debe continuar en la iglesia sin consecuencias. Esta posición descansa sobre una presuposición contextual que no concuerda con las declaraciones claras de la Biblia. El Antiguo Testamento manda apedrear a tales profetas (Dt. 13 y 18). El Nuevo Testamento manda separarse de esta clase de maldad (1 Ts. 5).
QUINTA PRESUPOSICIÓN: ORAL Y ESCRITA
Una presuposición final de los continuistas es hacer una distinción entre (1) profecía escrita y preservada y (2) profecía oral y no preservada. Según ellos, la profecía escrita debe ser infalible, pero la profecía oral no es autoritativa ni tiene que ser infalible.
Sin embargo, esto no cuadra con el Antiguo o Nuevo Testamento. En Deuteronomio 13 y 18, que mencionamos antes, no se está hablando de profecía escrita o preservada. Pero, incluso así, el profeta era digno de ejecución si su profecía no se cumplía o si su doctrina no era correcta.
En 2 Pedro 1:19-21, el versículo 19 claramente se refiere a profecía escrita, pero el versículo 21 dice que “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Entonces, la profecía bíblica fue tanto oral como escrita. ¿Cómo se diferenciaría la otra? Hacer una distinción entre la autoridad de estas dos carece de apoyo bíblico.
Conclusión
Entonces, el debate que se ha denominado la continuación o la cesación de dones milagrosos, como la profecía, realmente es un debate sobre la definición de la profecía.
La pregunta es más bien si la Biblia habla de un solo tipo de profecía —la profecía más segura— o da lugar a un segundo tipo de profecía —la profecía menos segura—. Es decir, si podemos llamar a la dirección subjetiva de Dios como uno de los dos tipos de profecía del Nuevo Testamento, o si la profecía en toda la Biblia siempre comparte las características de ser la Palabra inerrante de Dios.
La definición bíblica del don de la profecía —y no tanto su creencia sobre la continuación o cesación de la profecía escritural (inspirada)— es el tema de debate.
Al refutar a los teólogos continuacionistas de hoy, debemos ser honestos en cuanto a su postura y dar una evaluación precisa y bíblica del porqué estamos en desacuerdo.
¿Por qué no estoy de acuerdo con el continuismo?
- Sus presuposiciones de que la profecía inspirada nunca fue evaluada no cuadran con la evidencia bíblica ni histórica. Aun en la formación del canon, la iglesia usó discernimiento para aceptar o rechazar ciertos libros, llegando a reconocer la inspiración de solo 66 libros.
- Sus presuposiciones en cuanto a cómo tratar con falsas profecías y falsos profetas no toman en cuenta el contexto histórico ni bíblico, como hemos notado hace un momento.
[1] “Espero que cristianos vean que el apoyo para una profecía falible y la continuación de los dones milagrosos es sospechoso exegéticamente y no soporta un cuidadoso examen bíblico. Espero que reten a cualquier persona que intente disminuir y degradar el poder pleno de la palabra profética de Dios al redefinirla según presuposiciones continuacionistas”.
https://www.gty.org/library/Print/Blog/B140320, traducción del autor (8 agosto 2018).
[2] Grudem, Wayne. Teología Sistemática de Grudem: Introducción a la doctrina bíblica (Spanish Edition) (Kindle Locations 31366-31367). Vida. Kindle Edition.
[3] Vea su video en inglés. https://www.desiringgod.org/articles/piper-on-prophecy-and-tongues, 22 junio del 2018.
[4] El primer libro posiblemente fue Santiago. (https://www.biblestudytools.com/resources/guide-to-bible-study/order-books-new-testament.html, 24 septiembre 2018).
Aun si no fue el segundo, es obvio que fue escrito antes de cerrar el canon. Por ende, la profecía sería la manera primordial de tener dirección de Dios en la iglesia sin el Nuevo Testamento en la ausencia de un apóstol.
[5] En correspondencia personal con el asistente de Wayne Grudem el 27 de agosto de 2009, el asistente dijo que el versículo 22 cambia de tema de los versículos anteriores.