Si has leído mis artículos de teología bíblica, es probable que ya te hayas dado una idea de cómo funciona este tipo de estudio. Hay un método. Y pienso hablar de él en este artículo.

El fin de semana pasado, estuve en Campeche hablando horas y horas con un pastor. ¡Hicimos mucha teología bíblica! En un momento, me detuvo y me preguntó: “¿Vas a comenzar otra vez con Génesis?”. Le dije que no conocía mejor lugar donde comenzar. Pero que también existe una razón teológica:

Dios termina bien todo lo que comienza.

Dios no deja ningún proyecto “a medias”. Siempre lo lleva a la perfección. Lo hace poco a poco, operando en “nuestro” sistema de tiempo, espacio, y progreso. Lo hace con un individuo en su salvación (Fil. 1:6), con la iglesia (Ef. 5:25–27), con Israel (Gn. 12–Ap. 22), y con el mundo (Gn. 1–Ap. 22). Sí, siempre comenzamos en Génesis, porque allí detectamos qué es “la voluntad de Dios” en el sentido prescriptivo; es decir, cuál es su plan y deseo.[1] Y siempre terminamos en Apocalipsis 21 y 22, porque es hasta entonces que Dios termina su plan perfecto. Génesis 1 y 2 (con pistas en capítulo 3) expone la historia, y Apocalipsis 21-22 es el desenlace de la historia. Y lo que viene en medio es el conflicto: cómo restaurarle al hombre lo que él mismo perdió.

La base de la teología bíblica es la doctrina de la inspiración. Aunque consideramos a cada autor y lo escuchamos en su propio contexto, reconocemos a la Biblia como la Palabra de Dios y no solamente palabras de seres humanos. Entonces, se puede detectar coherencia. Es una unidad. La Biblia es un libro que cuenta una historia. ¿Por qué? Porque tiene un Autor que habló a través de los siglos.

Este método funciona con cualquier tema principal de la Biblia. El Espíritu Santo guía a cada autor para que contribuya a la macrohistoria que Él está contando. Los teólogos se refieren a esto cuando hablan de la “revelación progresiva”. Es como Hebreos 1:1–2 dice: Dios hablaba muchas veces y de varias maneras a los padres. Fue durante épocas. La revelación siempre era parcial y progresiva. Nunca dio la revelación de manera definitiva, sino hasta que llegó el Hijo.

EL PATRÓN

Si queremos estudiar la teología bíblica, hay un patrón básico que podemos seguir. Comenzaremos con Adán y el Edén, y terminaremos con todo el pueblo de Dios en la Nueva Creación. Pero, entre el comienzo y el fin, tenemos algunos momentos claves. En total, tendríamos algo así:

  • Comienzo en el Edén: La perfecta voluntad de Dios se revela.
  • Adán y sus hijos: No hacen la voluntad de Dios al final.
  • Noé y sus hijos: No hacen la voluntad de Dios al final.
  • Los patriarcas y los hijos de Israel: No hacen la voluntad de Dios al final.
  • David y sus hijos: No hacen la voluntad de Dios al final.
  • Jesús: Sí hizo la voluntad de Dios siempre.
  • La Iglesia: Hace la voluntad de Dios parcialmente.
  • Segunda venida: La voluntad de Dios se hará en la tierra.
  • Fin en la Nueva Creación: Jesús establece la voluntad de Dios en todo el mundo.

Entonces, cada tema se puede trazar a lo largo de esas épocas. Por supuesto, se podrían agregar más incisos, especialmente entre David y Jesús. El Tanak contiene los profetas (Nevi´im), y las escrituras (Kethubim). Se podría profundizar en cómo los profetas y los poetas avanzan en la revelación. Pero, en general, los puntos enlistados arriba marcan la pauta de la teología bíblica.

EL HÉROE

El héroe de la teología bíblica siempre es Jesús. Sí sabías, ¿verdad? En cualquier tema y en cualquier sección, la verdadera solución divina es que Dios mismo sea el Héroe. Él viene a hacer lo que ningún otro héroe o heroína pudo. Hay otros son sacerdotes, pero Él es el Sacerdote. Otros son capitanes del pueblo, pero Él es el Capitán. Otros son jueces, pero Él es el Juez. Otros son reyes, pero Él es el Rey. Otros son profetas, pero Él es el Profeta. Otros son sabios, pero Él es el Sabio. Otros son compositores, pero Él es el Compositor. Otros son salmistas, pero Él es el Salmista. Otros son redentores, pero Él es el Redentor. Cualquier persona del Antiguo Testamento que sea el agente de Dios en determinado momento, en realidad, solo nos apunta hacia el Agente de Dios definitivo. Jesús es el Héroe.

CONCLUSIÓN

Te animo a leer y entender la Biblia como un todo. No aísles los pasajes como si no tuviesen nada que ver uno con el otro. Hay un solo Autor que nos cuenta una sola macrohistoria. ¡Aprende a leerla! Como dije, he escrito varios artículos de teología bíblica que enlistaré abajo. Léelos para familiarizarte cada vez más con la teología bíblica e, incluso, te animo a que intentes “hacer” teología bíblica. Busca un tema importante en las Escrituras ¡y observa la gran historia que Dios cuenta sobre ello! Jesús es el Héroe que restaura todo lo que el hombre perdió. ¡Disfruta del Héroe de la teología bíblica!

Aquí te enlisto los artículos sobre teología bíblica que he escrito:


[1] Los teólogos dividen la voluntad de Dios, por lo menos, en dos categorías: voluntad revelada y voluntad misteriosa. La voluntad revelada se refiere a lo que Dios quiere, y su voluntad misteriosa se refiere a su soberano decreto que abarca todo, incluyendo las decisiones pecaminosas que sus criaturas toman. Por ejemplo: Génesis 1–2 es la voluntad revelada de Dios en cuanto al hombre. Es lo que Dios desea. Ahora bien, ¿es la voluntad de Dios matar a alguien? No. “No matarás” es la voluntad revelada de Dios. ¿Y qué tal si torturamos al sujeto antes de matarlo? Entonces, ¿es la voluntad de Dios? ¡Menos! ¿Y si lo desnudamos y lo colgamos en una cruz para burlarnos de Él públicamente? … Estás en una encrucijada, ¿verdad? Por un lado, sabes que eso es pecado. No es lo que Dios desea, no es su voluntad revelada. Pero sabes que me refería a la cruz. Y esto fue la voluntad de Dios, su voluntad misteriosa. Entonces, es posible que los actores humanos operen en contra su voluntad revelada mientras Él está cumpliendo su voluntad misteriosa. Es lo mismo que pasa con Jacob y Raquel, cuando engañan a Isaac; o cuando los hermanos de José lo venden. Pero la cruz es el mejor ejemplo.